Zoya Аnatolievna Kosmodemiánskaya

Zoya Аnatolievna Kosmodemiánskaya. Guerrillera rusa durante la Segunda Guerra Mundial, Heroína de la Unión Soviética.

Síntesis biográfica

Nació el 13 de septiembre 1923 y murió en 29 de noviembre de 1941, Nació en la ciudad de Tambor, aproximadamente 500 Km de Moscú en una familia de clérigos, lo que les ocasionó muchos problemas en la época de la URSS donde se implantaba a la fuerza el ateísmo. Así, en 1929 tuvieron que mudarse a Siberia por temor a la persecución bolchevique. Unos años más tarde, murió su padre y Zoya, con su hermano menor Aleksandr (también héroe de la Unión Soviética a título póstumo) se quedaron con su madre.

Su época de estudiante transcurrió con buenos resultados, pero el destino le impuso demostrar sus habilidades en un ámbito que le era totalmente ajeno, al igual que para miles de jóvenes en aquella trágica época. Al estallar la guerra contra el fascismo, Kosmodemianskaya se ofreció como voluntaria del ejército. Su madre, profesora de colegio, intentó disuadirla, pero Zoya le respondió con firmeza: “¿Qué más puedo hacer cuando el enemigo se aproxima? Si llega hasta aquí, no seré capaz de seguir viviendo”. Estas palabras fueron horriblemente proféticas.

La guerrilla

Ella fue asignada a la unidad guerrillera №9903 del Frente Occidental y de las mil personas que se unieron a la misma en octubre de 1941, menos de la mitad sobrevivió a la guerra. Después de un corto periodo de aprendizaje, Zoya junto con otros guerrilleros del grupo realizó su primera misión de combate que consistía en minar los caminos y cortar las líneas de comunicación en el territorio ocupado por los alemanes, cerca de Volokolamsk, a unos 70 km al oeste de Moscú.

En noviembre de 1941, su grupo recibió la misión de quemar la aldea de Petrishevo, donde estaba estacionado un regimiento de alemanes. En aquel periodo de la guerra, cuando, parecía que los alemanes estaban a punto de conquistar la Unión Soviética, Stalin dio la orden № 428 que exigía a los soviéticos de “hacer congelar” a los alemanes, echarlos fuera de las casas de las aldeas para lo cual era necesario destruir las poblaciones en la retaguardia de las tropas enemigas.

Su destacamento guerrillero fue de los primeros que recibieron una orden parecida y casi no se imaginaban con qué dificultades podrían tropezarse durante esta operación complicada. En Petrischevo Zoya logró incendiar caballeriza y un par de casas, donde estaban instalados equipos de radio escucha del servicio secreto alemán. Pero cumplir la tarea por completo sus compañeros de la unidad no lo lograron ya que fueron capturados por los alemanes. Según una de las versiones, Zoya y sus compañeros de armas fueron traicionados por el dueño de una de las casas, un ruso que colaboraba con los nazis. Zoya no pudo escapar del cautiverio alemán, fue torturada e interrogada sin piedad, pero la única información que reveló al enemigo fue su seudónimo “Tania”. A la pregunta “¿Dónde está Stalin?”, Zoya contestó firmemente: “Está en su puesto”. Al día siguiente la ejecutaron.

Antes de subir a la horca, le dio tiempo de pronunciar las siguientes palabras emotivas y proféticas:

“¡Camaradas! ¡Mi muerte es mi éxito, les venceremos! ¡La Unión Soviética no está vencida y nunca lo será!”

 Los alemanes también recibieron veredicto por boca de la intrépida Zoya:

“Me cuelgan a mí, pero yo no soy la única. Nosotros somos 170 millones y no podréis colgarnos a todos. Mis compañeros se vengarán por mí”.

Estas fueron sus últimas palabras, pero después de su heroica muerte ante los ojos de sus compatriotas, sus sufrimientos no cesaron. En señal de escarmiento los nazis no permitieron remover del patíbulo el cuerpo de la “incendiaria rusa”. Al cabo de un mes fue enterrada en un pueblo cercano.

Mucho más tarde, sus restos mortales fueron trasladados al monasterio de Novodevichi de Moscú. No se conocen a detalle todos los horrores que tuvo que superar la joven guerrillera, pero gracias a varios artículos y libros sobre ella podemos conocer a la joven heroína nacional de la URSS. Su madre también hizo un gran aporte con su libro sobre sus hijos-héroes “Relato sobre Zoya y Shura”, una novela que llegó a ser muy popular. En Rusia prácticamente en cada ciudad o pueblo se puede encontrar una calle o avenida que lleve su nombre.

Fuentes:

http://www.ecured.cu/index.php/Zoya_Kosmodemyanskaya

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