EE.UU. instiga “revoluciones de color” que derrocan gobiernos para mantener su influencia

EL VERDADERO COLOR DE LA “DEMOCRACIA”

¿Cuántos males se han cometido en nombre de la democracia?

Guerras, las llamadas «revoluciones de color», ideologías radicales e inestabilidad económica…Estados Unidos ha dejado a su paso un sinfín de rastros de sangre y agitación en el mundo. Si bien el «modelo democrático» pierde su brillo, Washington todavía intenta establecer grupos exclusivos en la denominada cumbre por la democracia. Para exponer la naturaleza de la «democracia estadounidense», una serie de artículos busca desenmascarar los 4 pecados del sistema estadounidense.

Para iniciar una revolución, primero necesitas elegir un color.

Ya sea la «Revolución de las rosas» en Georgia en 2003, la «Revolución naranja» en Ucrania en 2004, la “Revolución de los tulipanes» en Kirguistán en 2005 o la «Primavera árabe» en Asia y África en 2011, las últimas décadas han sido testigo del plan de Estados Unidos de impulsar «revoluciones de color» o guerras sin pólvora en muchos lugares del mundo, para exportar frenéticamente «valores estadounidenses».

En lugar de operaciones militares en nombre de la democracia, Estados Unidos prefiere usar estos mecanismos como herramienta para intervenir en los asuntos internos de otros países, subvertir sus gobiernos y reforzar su control en el planeta de manera, según ellos, más eficiente y económica.

Se estima que en 30 años, entre todos los gobiernos derrocados, quienes lo fueron a raíz de estos levantamientos no violentos representaron más del 90 %.

Antes, durante la Guerra Fría, Estados Unidos participó en 64 intentos encubiertos y 6 directos de cambio de régimen, según Covert Regime Change: America’s Secret Cold War (Cambio de régimen encubierto: la guerra fría secreta de América) de Lindsey A. O’Rourke.

Sin embargo, lo que queda de estas revoluciones no es ni paz ni de democracia occidental; sino confusión, caos y destrucción de los países objetivo.

Es el origen de la inestabilidad en el mundo de hoy, anotaron los observadores.

Flagelo del mundo

Desde fines del siglo XX, las revoluciones de color han socavado Asia Central, la antigua Unión Soviética y Europa del Este.

Si indagas profundamente en estos escenarios, es probable que encuentres el malintencionado accionar estadounidense.

Los países eurasiáticos han sido los más afectados de este intento de Estados Unidos por incitar sentimientos antigubernamentales y suplantar regímenes.

A finales de 2003, Estados Unidos forzó la renuncia de Eduard Shevardnadze, entonces presidente de Georgia, por un supuesto «fraude» en el conteo de votos de las elecciones parlamentarias, y ofreció su respaldo al líder de la oposición, Mikhail Saakashvili, como gobernante en lo que sería la «Revolución de las rosas».

Lo mismo sucedió en Ucrania en octubre de 2004, al inventar un escándalo de «fraude» en los comicios e incitar a la juventud local a salir a las calles y respaldar a la cabeza del bando contrario, Viktor Yushchenko, quien luego fuera elegido presidente, en lo que se conoce como la «Revolución naranja».

Una vez más, en marzo de 2005, Estados Unidos exacerbó los ánimos en Kirguistán y fomentó manifestaciones contra los resultados del proceso electoral parlamentario, las cuales terminaron en fuertes disturbios. La «Revolución de los tulipanes» terminó con la huida del mandatario, Askar Akayev.

En octubre de 2020, el director del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia, Sergei Naryshkin, acusó a Estados Unidos de la planificación de otra «revolución de color» en Moldavia. Naryshkin declaró que Washington interfirió de forma brutal en los asuntos internos de países vecinos de Rusia.

Estados Unidos también estuvo detrás de los movimientos de la «Primavera árabe» en el mundo árabe con olas de protesta y violencia antigubernamental que dieron pie a guerras civiles en algunos países y provocaron caos y devastación en sus pueblos. La región sufrió transformaciones radicales, pero muchos todavía sufren el fuerte impacto de los levantamientos.

La revolución de color ha trabajado siempre en conexión con el sistema de control mundial de Estados Unidos, indicó el miércoles Zhang Shengjun, vicedecano de la Escuela de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Normal de Beijing.

En los últimos años, la táctica estadounidense ha apuntado hacia países y regiones vinculadas con China a fin de llevar a cabo su propósito de contener el desarrollo chino, puntualizó Zhang.

Caso clásico de interferencia

La revolución de color no es una acción improvisada de un individuo, sino un acto político deliberado. Es un hecho coordinado por planificadores, entrenadores, financiadores, instigadores, alborotadores, seguidores y a veces terroristas o incluso mercenarios.

Los analistas sostuvieron que después de décadas de orquestar estos movimientos en el mundo, Estados Unidos cuenta con un sistema operativo maduro.

Primero, los planificadores encuentran un objetivo que «no gusta», luego inician una guerra psicológica. Por lo general, encuentran y organizan un grupo de activistas políticos con información y respaldo financiero para intensificar su sentimiento de rechazo. Después, ayudan a movilizar a las masas en protestas políticas que incluyen a organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación en la participación de marchas. Por lo tanto, se forma una cadena de manifestaciones que los planificadores simplemente azuzan y amplían con el fin de derrocar al gobierno de turno.

Existen algunas acciones utilizadas con frecuencia en estos levantamientos de color.

Las ONG bajo el control de Washington a menudo son utilizadas para infiltrar a largo plazo países específicos. La infame National Endowment for Democracy (Fundación Nacional para la Democracia), una autoproclamada «ONG» por ejemplo, se sirve de recursos estatales para difundir la doctrina hegemónica de la Casa Blanca. A partir de 2016, había inyectado unos $ 96,52 millones a al menos 103 entidades anti-China, entre ellas grupos separatistas notorios como el Congreso Mundial Uigur (CMU) y el Congreso Juvenil Tibetano (CJT).

Estados Unidos también ha apoyado a organizaciones de jóvenes radicales y ha acogido a sus líderes como agentes. Uno de ellos, del Movimiento Juvenil 6 de abril de Egipto, contrario al régimen, fue invitado a Nueva York para la Reunión de Coordinación de Organizaciones Internacionales Juveniles en 2008. Este admitió más tarde en un documental que pasó por una «pasantía» y que estaba familiarizado en cómo hacer frente a la policía.

Asimismo, la prensa sirve para enraizar ideologías occidentales entre la gente. La radio Free Europe, financiada por el Congreso de los Estados Unidos, cumplió un rol vital en la contención de la Unión Soviética durante la Guerra Fría vía difusión y transmisión de noticias de ideologías occidentales en Europa del Este. En 2019, recibió fondos por un total de $ 124 millones para transmitir en 6 idiomas a 37,6 millones de radioyentes cada semana.

En una suerte de asistencia disfrazada, Estados Unidos interviene en los asuntos internos del «país objetivo» y ofrece recursos a los partidos de la oposición. Años antes de la «Revolución de las rosas» en Georgia en 2003, gobiernos extranjeros e instituciones empezaron a brindar ayuda financiera a las ONG y partes opositoras en el país. USAID, por ejemplo, gastó $ 1,5 millones para informatizar las balotas de votos en Georgia.

Además, algunas marchas, entre ellas la de la organización contraria Otpor! en la revolución de Ucrania en 2004, «usaron un libro de texto» en las conferencias, el conocido From Dictatorship to Democracy (De la dictadura a la democracia) de Gene Sharp, gurú de la no violencia, según reportes periodísticos. La institución Albert Einstein de Sharp también recibió supuestamente fondos de la Fundación Nacional por la Democracia.

El fin de Estados Unidos de crear este malestar con revoluciones en el extranjero es desbaratar poderosos regímenes antiestadounidenses e impulsar sentimientos a su favor en su lugar, anotó Song Quancheng, jefe del Instituto de Estudios de Migración en la Universidad de Shandong.

Su truco favorito es representar y moldear la imagen de un régimen antiestadounidense o anti-OTAN como una dictadura que «plantea una grave amenaza a los derechos humanos de su pueblo», e interviene bajo el disfraz de «evitar un desastre humanitario «, acotó Song.

En tanto, los medios han mejorado en eficiencia a la hora de crear estos movimientos.

En la «Primavera árabe» de 2011, redes sociales como Facebook y Twitter tuvieron un uso extendido en la organización de marchas, difusión de información y comunicación con fuerzas externas.

Durante el levantamiento en enero de 2011 en Egipto, muchos jóvenes influenciados por Facebook y Twitter cayeron en el engaño y en el lavado de cerebro de promesas de «democracia y libertad» de Estados Unidos y Occidente, y participaron activamente en los acontecimientos, indicó Ahmed Elhusseyiny, investigador de China-África en la Universidad de El Cairo.

Pensaban que lo hacían por su nación, pero el hecho era que estaban siendo utilizados por Estados Unidos y sus fuerzas políticas para vencer al líder nacional que ellos consideraban ineficaz, añadió.

«En cualquier mal ocurrido en algún rincón del mundo puede detectarse el rastro contaminante de Estados Unidos», dijo.

Además, el país también está cambiando sus estrategias, recalcó Zhang. «La financiación de fuerzas opositoras para lograr el cambio de régimen fue el método principal, ahora de lo que se trata es de modificar políticas diplomáticas de otros países para garantizar el apoyo probable de estos a su accionar. Así lo ha demostrado lo sucedido en Lituania y algunas otras naciones».

Origen de la inestabilidad del mundo

La revolución de color no conduce a la democracia ni a la paz, sino más bien deja abierta una caja de pandora que significa turbulencia política, regresión económica y desastres sociales. La revolución de color es el origen de la inestabilidad del mundo, dijeron los expertos.

Así, durante de la «Revolución Lotus» en Egipto en 2011, las consignas gritaban: «Pan, libertad, justicia social», pero los índices económicos mostraron que la situación empeoró después y el efecto negativo duró años.

Datos oficiales revelaron que de 2012 a 2016, la escala de exportación cayó de $ 27 000 millones a $ 18 700 millones. Además, el desempleo aumentó así como la inflación.

En suma, la «Primavera árabe» y los siguientes conflictos con las crisis de refugiados y el retraso económico costaron a las naciones más de $ 830 000 millones, según un estudio del Foro de Estrategia Árabe en Dubái en diciembre de 2015.

«El principal peligro de las revoluciones de color es poner a un país, su pueblo y recursos bajo el control externo», declaró Andrei Manoilo, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Moscú, a los medios en 2019, en pleno caos en Hong Kong de China.

«Muchos países en Medio Oriente y el norte de África en realidad no surgieron como naciones modernas y democráticas al estilo occidental después de que sus regímenes autoritarios antiestadounidenses cayeran en manos del descontento, sostuvo Song.

Además de no modernizarse, estos países y regiones, con aún sistemas de gobierno tribales tradicionales y fricciones entre diferentes religiones, sectas, tribus y culturas, son propensos a caer en crisis tras la pérdida de líderes fuertes y de carácter, explicó Song.

Es evidente que la «democracia» que Estados Unidos promueve mediante movimientos de este tipo difiere en demasía de la democracia real, dijo Zhang. «La historia ha demostrado una y otra vez que la democracia estadounidense solo convierte a los países en víctimas del capital”.

Estados Unidos crea sistemas «democráticos» frágiles dado su fácil control. «En nombre de la ‘democracia’, Estados Unidos planifica revoluciones de color e impulsa su mal llamado ‘valor universal’ en el mundo, pero el propósito esencial es hacerse con los recursos del país”, aseveró Zhang.

«La motivación es encubierta, pero no debe ser ignorada puesto que es el origen de la inestabilidad global actual», acotó.

Fuentes:

http://spanish.china.org.cn/txt/2021-12/03/content_77909322.htm

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