El diseño y la ofensiva demoledora del ejército rojo sobre Berlín

Federico Rubio Herrero

En la primavera de 1945, las fuerzas armadas de la URSS se encontraban a 60 kilómetros de Berlín. La camarilla hitleriana movilizó todos los recursos del país, con la esperanza de defender la capital y evitar la capitulación incondicional. Como hasta entonces, el Mando alemán enfiló contra el Ejército Rojo el grueso de sus fuerzas de tierra y de su aviación.

El 15 de abril luchaban en el frente soviético-alemán 214 divisiones (de ellas, 34 de tanques y 15 motorizadas) y 14 brigadas. A las tropas anglo-norteamericanas que habían alcanzado el Elba, el enemigo no opuso gran resistencia. Contra ellas sólo operaban 60 divisiones alemanas, incluidas cinco de tanques. Los efectivos de las divisiones de infantería eran muy inferiores a sus plantillas y en todas las divisiones de tanques no había más de 200 carros de combate en buen estado.

También los aliados occidentales tenían la intención de apoderarse de Berlín. Los documentos y los hechos acreditan que, aunque entre las principales potencias de la coalición antifascista se habían concertado las operaciones en el territorio de Alemania, decidiendo que Berlín figuraría en la zona de opeeraciones de las tropas soviéticas, algunos círculos de los aliados, en primer lugar los gobernantes de Inglaterra, trataron de entrar en Berlín antes que el Ejército Rojo. Contrariamente a los acuerdos de Yalta, Churchill insistió en que sus fuerzas avanzaran por la parte este del Elba. El 1 de abril, poco antes de la conquista de Viena por las tropas soviéticas, escribió a Roosevelt:

  «Los ejércitos rusos, sin duda alguna, se apoderarán de toda Austria y entrarán en Viena. Si toman también Berlín, ¿no se creará en ellos la idea demasiado exagerada de que han hecho un aporte abrumador a nuestra victoria común?… Por eso, creo que, por razones políticas, debemos avanzar en Alemania todo lo que podamos hacia el Este y que, en el caso de que Berlín entre dentro de nuestro alcance, debemos tomarlo, sin duda alguna».

El general Eisenhower, comandante en jefe de las fuerzas expedicionarias de los aliados en Europa Occidental, en una carta del 15 de septiembre de 1944, al mariscal de campo Montgomery, señalaba: «Está claro que Berlín es el objetivo principal. A mi juicio, no ofrece duda el hecho de que debamos concentrar todas nuestras energías y fuerzas con el fin de lanzarnos rápidamente sobre Berlín».

Así, pues, Churchill, poco más de un mes antes, y Eisenhower, con ocho meses de anterioridad a la conquista de Berlín por el Ejército Rojo, estaban firmemente decididos a entrar los primeros en la capital de Alemania. Sin embargo, las cosas ocurrieron de distinta manera.

Entre tanto, las Fuerzas Armadas de la URSS disponían de todo lo necesario para descargar  el golpe final sobre la Alemania fascista. Su misión estribaba en derrotar a la agrupación alemana de Berlín y apoderarse de la capital de Alemania en el más corto plazo. El plan de la operación de Berlín lo concibieron el GCG del Mando Supremo y el Mando de los frentes poco a poco, conforme se aproximaban las fuerzas soviéticas a la capital del Estado alemán. El mariscal G. Zhúkov, recordando los pormenores de la preparación de la operación de Berlín, señala la elevada clase del arte estratégico y operativo que habían alcanzado por entonces el GCG, el Estado Mayor General y el Jefe Supremo. Stalin orientó firme y diestramente los preparativos de esta operación final. En la misma, participarían tres frentes, parte de las unidades de la flota del Báltico y la flotilla militar del Dnieper.

EL PRIMER FRENTE DE BIELORRUSIA (JEFE, MARISCAL G. ZHÚKOV; MIEMBRO DEL CONSEJO MILITAR, GENERAL K. TELEGUIN) derrotaría al enemigo que defendía las cercanías orientales de la capital, tomaría Berlín y avanzaría hasta el Elba.

EL PRIMER FRENTE DE UCRANIA (JEFE, MARISCAL I. KÓNEV; MIEMBRO DEL CONSEJO MILITAR, GENERAL K. KRAINIUKOV) recibió la tarea de derrotar al enemigo en la zona de Cottbus y al sur de Berlín y seguir a lo largo del Elba hasta Dresde.

EL SEGUNDO FRENTE DE BIELORRUSIA (JEFE, MARISCAL K. ROKOSSOVSKI; MIEMBRO DEL CONSEJO MILITAR, GENERAL N. SUBBOTIN) pasaría el Oder y derrotaría a la agrupación alemana de Stettin.

Los frentes 1º de Bielorrusia y 1º de Ucrania empezarían la ofensiva el 16 de abril; el 2º de Bielorrusia cuatro días más tarde. Al comienzo de la operación de Berlín, los tres frentes que participaban en ella disponían de 2.500.000 hombres (incluídas las retaguardias), más de 42.000 cañones y morteros, 6.250 tanques y cañones autopropulsados y 7.500 aviones de combate. 

Antes de amanecer el 16 de abril, el estruendo de millares de cañones estremeció el aire sobre la plaza de armas de Küstrin (Polonia). A las cinco de la mañana (hora de Moscú; tres de la madrugada en Berlín), la artillería del Primer frente de Bielorrusia descargó en la oscuridad su fuego mortífero sobre los alemanes. Los bombarderos asestaron duros golpes a los puntos de apoyo y nudos de resistencia de los fascistas. Enseguida, la infantería, con tanques de apoyo directo, se lanzó adelante. En la zona del ataque, el campo de batalla era iluminado con potentes reflectores antiaéreos. La artillería apoyaba el ataque con barreras de fuego y neutralizaba al enemigo en la profundidad de su defensa…

Fuentes:

https://canarias-semanal.org/art/36250/el-diseno-y-la-ofensiva-demoledora-del-ejercito-rojo-sobre-berlin

Instituto de marxismo-leninismo. Moscú

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