Stalin: El método dialéctico (2ª Parte final) años 1906-1907 *

En cambio, la metafísica nos afirma otra cosa completamente distinta. Para ella el mundo es algo eterno e inmutable (v. F. Engels, «Anti-Dühring»), el mundo está determinado de una vez para siempre por alguien o por algo; he ahí por qué los metafísicos tienen siempre en la boca la «justicia eterna» y la «verdad inmutable».

Proudhon, el «padre» de los anarquistas, decía que en el mundo existe una justicia inmutable, determinada de una vez para siempre, que deber ser colocada como base de la sociedad futura. Debido a esto se llamaba a Proudhon metafísico. Marx lucho contra Proudhon con ayuda del método dialéctico y demostró que, puesto que en el mundo todo cambia, debe cambiar también la «justicia», y, por consiguiente, la «justicia inmutable» es un delirio metafísico (v. C. Marx, «Miseria de la filosofía»). Y los discípulos georgianos del metafísico Proudhon insisten en asegurarnos: ¿«La dialéctica de Marx es metafísica»!

La metafísica reconoce diferentes dogmas nebulosos, como, por ejemplo, «lo incognoscible», la «cosa en sí», y, al fin y al cabo, se transforma en insubstancial teología. En oposición a Proudhon y a Spencer, Engels luchó contra estos dogmas con ayuda del método dialéctico (v. «Ludwig Feuerbach»). Y los anarquistas -discípulos de Proudhon y Spencer- nos dicen que Proudhon y Spencer son unos sabios y Marx y Engels, ¡unos metafísicos!

Una de dos: o los anarquistas se engañan ellos mismos o no saben lo que dicen.

En todo caso, es indudable que los anarquistas confunden el sistema metafísico de Hegel con su método dialéctico.

Ni que decir tiene que el sistema filosófico de Hegel, que se basa en la idea inmutable, es metafísico desde el principio hasta el fin. Pero es evidente también que el método dialéctico de Hegel, que niega toda idea inmutable, es científico y revolucionario desde el principio hasta el fin.

He ahí por qué Carlos Marx, al mismo tiempo que sometía el sistema metafísico de Hegel a una crítica demoledora, ensalzaba su método dialéctico, que, según las palabras de Marx, «no se deja imponer por nada; es esencialmente crítico y revolucionario» (v. «El Capital», t. I. Palabras finales).

He ahí por qué Engels ve una gran diferencia entre el método de Hegel y su sistema «Quien hiciese hincapié en el sistema de Hegel, podía ser bastante conservador en ambos terrenos; quien considerase como lo primordial el método dialéctico, podía figurar, tanto en el aspecto religioso como en el aspecto político, en la extrema oposición» (v. «Ludwig Feuerbach»).

Los anarquistas no ven esta diferencia e insisten en afirmar irreflexivamente que «la dialéctica es metafísica».

Sigamos adelante. Los anarquistas dicen que el método dialéctico es «un astuto enredo», «un método de sofismas», «de acrobacias con la lógica» (v. «Nobati», núm. 8. Sh. G.), «gracias al cual se demuestran con idéntica facilidad tanto la verdad como la mentira» (v. en el núm. 4 de «Nobati» el artículo de Cherkezishvili).

Así, en opinión de los anarquistas, el método dialéctico demuestra igualmente la verdad y la mentira.

A primera vista puede parecer que la acusación lanzada por los anarquistas no carece de fundamento. Oíd, por ejemplo, lo que dice Engels de quien sigue el método metafísico:

«…Su hablar es «Sí, sí; No, no; porque lo que es más de esto, de mal procede». Para él, una cosa existe o no existe: un objeto no puede ser lo que es y al mismo tiempo algo distinto. Lo positivo y lo negativo se excluyen en absoluto… » (v. «Anti- Dühring». Introducción).

¡Cómo!, replicarán acalorados los anarquistas. ¡¿Acaso es posible que un mismo objeto sea al propio tiempo bueno y malo?! ¡Pero si esto es un «sofisma», un «juego de palabras», pero si esto significa que «queréis demostrar con idéntica facilidad la verdad y la mentira»!…

Sin embargo, penetremos en el fondo de la cuestión.

Hoy exigimos la república democrática. ¿Podemos decir que la república democrática es buena en todos los sentidos o que es mala en todos los sentidos? ¡No, no podemos decirlo! ¿Por qué? Porque la república democrática es buena solamente en un aspecto, cuando destruye el régimen feudal; pero en cambio es mala en otro aspecto, cuando fortalece el régimen burgués. Por eso precisamente decimos: por cuanto la república democrática destruye el régimen feudal, es bueno y luchamos por ella; pero por cuanto fortalece el régimen burgués, es mala y luchamos contra ella.

Resulta que la misma república democrática es al propio tiempo «buena» y «mala», «sí» y «no».

Lo mismo cabe decir de la jornada de trabajo de ocho horas, que al propio tiempo es «buena», por cuanto fortalece al proletariado, y «mala», por cuanto refuerza el sistema de trabajo asalariado.

Precisamente hechos de esta índole eran los que Engels tenía en cuenta cuando caracterizaba el método dialéctico con las palabras arriba citadas.

Pero los anarquistas no lo han comprendido, y una idea completamente clara les ha parecido un «sofisma» nebuloso.

Naturalmente, los anarquistas son muy libres de advertir o no advertir estos hechos, y hasta pueden no advertir la arena en una playa; están en su derecho. Pero, ¿qué tiene que ver con eso el método dialéctico, que, a diferencia del anarquismo, no mira a la vida con los ojos cerrados, siente su pulsación y afirma abiertamente como la vida cambia y se encuentra en movimiento, todo fenómeno vital tiene dos tendencias, una positiva y otra negativa, de las cuales debemos defender la primera y rechazar la segunda?

Sigamos adelante. En opinión de nuestros anarquistas, «el desarrollo dialéctico es un desarrollo catastrófico, mediante el cual primero se destruye por completo el pasado, y después, completamente desligado de él, se afirma el futuro… Los cataclismos de Cuvier eran engendrados por causas desconocidas, pero las catástrofes de Marx y Engels son engendradas por la dialéctica (v. «Nobati», núm. 8. Sh. G.).

Y en otro lugar el mismo autor escribe: «El marxismo se basa en el darvinismo y no mantiene ante él una actitud crítica» (v. «Nobati», núm. 6).

¡Prestad atención!

Cuvier niega la evolución darvinista, reconoce solamente los cataclismos, y el cataclismo es una explosión inesperada, «engendrada por causas desconocidas». Los anarquistas afirman que los marxistas siguen a Cuvier y que, por tanto, rechazan el darvinismo.

Darwin niega los cataclismos de Cuvier, reconoce la evolución gradual. Y he ahí que estos mismos anarquistas afirman que «el marxismo se basa en el darvinismo y no mantiene ante él una actitud crítica», es decir, que los marxistas niegan los cataclismos de Cuvier.

En una palabra, los anarquistas acusan a los marxistas de segur a Cuvier y al propio tiempo les echan en cara que siguen a Darwin, y no a Cuvier.

¡Así es la anarquía! Como suele decirse. ¡la viuda del suboficial se ha flagelado a sí misma! Es evidente que el Sh. G. del octavo número de «Nobati» se ha olvidado de lo que decía el Sh. G. del sexto número.

¿Cuál de los números tiene razón: el octavo o el sexto?

Veamos los hechos. Marx dice:

«Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad…

Y se abre así una época de revolución social». Pero «ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella…» (v. C. Marx, «Contribución a la crítica de la Economía Política». Prólogo)[ 4 ].

Si se aplica esta tesis de Marx a la vida social moderna, resultará que entre las fuerzas productivas modernas, que tienen un carácter social, y la forma de apropiación de los productos, que tiene un carácter privado, existe un conflicto radical, que debe culminar en la revolución socialista (v. F. Engels, «Anti-Dühring». Capítulo segundo de la tercera parte).

Como veis, en opinión de Marx y Engels, la revolución no la engendran las «causas desconocidas» de Cuvier, sino causas sociales completamente determinadas y reales, llamadas «desarrollo de las fuerzas productivas».

Como veis, en opinión de Marx y Engels, la revolución sólo se lleva a efecto cuando han madurado suficientemente las fuerzas productivas, y no de manera inesperada, como pensaba Cuvier.

Es evidente que no hay nada de común entre los cataclismos de Cuvier y el método dialéctico de Marx.

Por otra parte, el darvinismo rechaza no sólo los cataclismos de Cuvier, sino también el desarrollo comprendido dialécticamente, que incluye la revolución, mientras que, desde el punto de vista del método dialéctico, la evolución y la revolución, los cambios cuantitativos y cualitativos son dos formas necesarias de uno y el mismo movimiento.

Evidentemente, no se puede afirmar tampoco que el marxismo… «no mantiene ante el darvinismo una actitud crítica».

Resulta que «Nobati» se equivoca en ambos casos, tanto en el sexto número como en el octavo.

Por último, los anarquistas nos reprochan que «la dialéctica… no permite ni salir o escaparse de sí, ni saltar por encima de sí mismo» (v. «Nobati», núm. 8. Sh. G.).

Esto, señores, es la pura verdad; en esto, respetables señores, tienen ustedes completa razón: el método dialéctico, realmente, no permite semejante cosa. Pero, ¿por qué no la permite? Porque «escaparse de sí y saltar por encima de sí mismo» es cosa de cabras monteses, y el método dialéctico ha sido creado para las personas.

¡Ese es el secreto!…

Tales son, en términos generales, las opiniones de los anarquistas sobre el método dialéctico.

Es evidente que los anarquistas no han comprendido el método dialéctico de Marx y Engels. Han inventado su propia dialéctica y precisamente contra ella arremeten con tanta saña.

A nosotros no nos queda más que reírnos al observar este espectáculo, pues uno no puede por menos de reírse cuando ve cómo alguien lucha contra el fruto de su propia fantasía, aniquila sus propias invenciones y, al mismo tiempo, asegura con calor que bate al adversario.

* El texto titulado El método dialéctico forma parte del documento de José Stalin titulado ¿Anarquismo o socialismo?.

Nota: las negritas son cosa nuestra y tienen la finalidad de resaltar las partes más significativas de este excelente documento del camarada Stalin.

Fuentes:

http://odiodeclase.blogspot.com.es/2014/06/stalin-el-metodo-dialectico-2-parte.html

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