Marlene Dietrich: ¿una traidora a su país?

Beatriz Arnaiz Vila

La atribulada biografía de una actriz que no sólo rompió las costumbres de su época, sino que se enfrentó igualmente al fascismo alemán

Marlene Dietrich murió el 6 de mayo de 1992. El año pasado se cumplieron nada menos que tres décadas desde momento de su desaparición.

Sería injusto que Marlene fuera recordada tan solo por su extraordinaria calidad como actriz, y no por su abierta y activa posición en contra del fascismo que, siendo ella todavía muy joven, se apoderó de su tierra natal, Alemania.

Nacida en Berlín el 27 de diciembre de 1901, Marlene  Dietrich se convirtió en una de las actrices más famosas y populares de todos los tiempos. Uno de sus más destacados éxitos cinematográficos iniciales tuvo lugar 1930, con el estreno de la película «El ángel azul».

Cuando el crecimiento del nazismo alemán empezó a hacerse incontenible, Marlene abandonó su país, emigrando a los Estados Unidos. Cuando, unos años después, los nazis comenzaron a desposeer de la ciudadanía alemana a otros compañeros artistas, ella renunció también voluntariamente a la nacionalidad de un Estado que no  concedida el más mínimo espacio para el ejercicio de la  libertad política ni tampoco la artística.

A lo largo de toda la II Guerra Mundial, Dietrich participó activamente en la lucha antifascista. Cuando ya concluida la II Guerra, Marlene Dietrich visitó Alemania, fue considerada como «una traidora» a su país.  Y cuando casi medio siglo después fueron trasladados sus restos a su país natal, fue recibida con una enorme hostilidad y solo un relativamente reducido número de personas asistió al funeral celebrado en su honor.

Cuando era todavía una niña, a Marlene lo que le encantaba era la música, y albergaba la intención de poder convertirse en concertista de violín. Sin embargo, una circunstancial lesión en la muñeca, sufrida durante sus años adolescentes hizo imposible ver realizada su auténtica vocación.

A partir de ese percance, su interés se centró únicamente en los escenarios.  Tratando de seguir esa ruta, realizó una primera presentación en la famosa Escuela de Arte Dramático Max Reinhardt, de Berlín. Pero no tuvo ningún éxito.  No obstante, no se rindió. Continuó actuando y le dieron una serie de segundos papeles. Todo cambió cuando fue descubierta por el director Josef von Sternberg para su nuevo proyecto cinematográfico, «El ángel azul».

 EL ÁNGEL AZUL

Esta película, que fue dirigida por Sternberg y coprotagonizada por el famoso Emil Jannings, se rodó en gran parte en 1929, estrenándose en 1930. Alemania, al igual que había sucedido con los Estados Unidos y otros países, se vio gravemente afectada por la caída de la Bolsa de Wall Street y el comienzo de la Gran crisis económica del 29. Por si ello fuera poca desgracia, los préstamos que Alemania había recibido para ayudar a impulsar su economía y pagar sus reparaciones de guerra, se agotaron repentinamente. Alemania, que había quedado en un estado ruinoso después de la Primera Guerra Mundial, y que a mediados de la década de los 20 del siglo pasado experimentó un cierto auge gracias a estos préstamos y la falsa sensación de seguridad, colapsó catastróficamente a finales de esa misma década.

A la hora de analizar el film «El ángel azul», resulta imprescindible tener muy en cuenta este trasfondo político social.

Como ahora sabemos, la grave crisis económica que siguió al desplome de Wall Street, creó un terreno abonado para el surgimiento del fascismo alemán, que hasta esos momentos no había concitado el interés y el apoyo de los alemanes. Para poder entender esta película resulta imprescindible conectar su argumento y desarrollo con lo que en aquellos momentos estaba sucediendo en Alemania

   «El ángel azul» es una tragedia, con el pomposo, pero de ninguna manera malévolo, maestro Emmanuel Rath que desempeñó en el film el papel del héroe trágico. El profesor Rath corresponde enteramente a la personalidad del héroe trágico de Aristóteles:

“un tipo intermedio de personaje, no eminentemente virtuoso y justo”,

cuya destrucción no se atribuye al vicio o la depravación, sino a un error de juicio. El héroe es una persona básicamente decente e inofensiva. Debe inducir una sensación compartida entre la lástima y el miedo en la audiencia. La lástima surge cuando el personaje es destruido por completo, mientras que el miedo surge cuando la audiencia se apercibe de que ese destino también podría ser el de ellos mismos. Shakespeare añade a esta definición con sus tragedias que la fragilidad del personaje es provocada por los tiempos en que vive, por la incapacidad de hacer frente a un nuevo conjunto de costumbres.

Esto es lo que sucede en el caso del profesor Rath, que representa a la generación anterior. Es ridiculizado por la generación más joven, por sus estudiantes, a quienes se ve incapacitado para controlar,  y solo es capaz de espetarles amenazas vacías. En cambio, sus alumnos terminan controlándolo como si de un muñeco se tratara. Rath, sin embargo, por quien será fríamente destruido  es por la joven Lola, una bailarina de cabaret.

ESCAPARSE A HOLLYWOOD

Tanto el director Sternberg como la propia Marlene Dietrich se fueron de Alemania,  y se instalaron en Hollywood en 1930. Entre las décadas de 1930 y 1940, Dietrich protagonizó muchas películas famosas, como Shanghai Express (1932), I Love a Soldier (1936), Manpower (1941) y The Lady is Willing ( 1942).

Marlene fue una de las primeras en encarnar en las pantallas a la mujer emancipada, convirtiéndose    en un ícono de estilo, con sus característicos trajes de pantalón, sombreros,  que desafiaban frontalmente a otros dominios «masculinos». Tuvo relaciones tanto con hombres como con mujeres.  En la actualidad es celebrada por los colectivos  LGBTI.

La película «El ángel azul» fue prohibida en Alemania en 1933. Simultáneamente, mientras la Alemania nazi  arrebataba la ciudadanía de muchos artistas alemanes, convirtiéndolos en apátridas, Dietrich rechazó todas las propuestas del régimen de Hitler, renunciando a su vez a la ciudadanía alemana al estallar la Segunda Guerra Mundial .

Junto con Billy Wilder, Dietrich creó un fondo de ayuda a las personas que huían de Alemania perseguidas por por los nazis. En 1937, donó todos los ingresos que obtuvo en  la película británica «Knight Without Armor», destinándolos a la ayuda a los refugiados antifascistas.

Después del ataque japonés a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, el gobierno norteamericano pidió a los estadounidenses que apoyaran el esfuerzo bélico. Marlene se ofreció como voluntaria, uniéndose al Ejército  y vendiendo bonos de guerra.

En 1942, la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) se acercó a Dietrich para que contribuyera también a sus esfuerzos de propaganda. Marlene grabó canciones estadounidenses en alemán, incluidas «Time On My Hands», «Mean to Me» y «Taking a Chance on Love», pero también canciones alemanas como «Lili Marlene».

Cuando las Organizaciones de Servicios Unidos (USO), fundadas en 1941, buscaron entretener a las tropas en Europa, África, Asia y el Medio Oriente, Dietrich estuvo igualmente entre los que se ofrecieron como voluntarios. Entre 1944 y 1945, cantó para las tropas aliadas en circunstancias frecuentemente peligrosas, en líneas muy  próximas a los frente de batalla.

Después de la guerra, en 1948, volvió a actuar, asumiendo el papel, muy a regañadientes, de una cantante nazi en la comedia «A Foreign Affair» de Billy Wilder , que estaba ambientada en las ruinas de Berlín.

En 1952, Dietrich volvió al teatro.  Pero hizo excepciones rodando películas como «Touch of Evil», de Orson Welles, o «Witness for the Prosecution», de Wilder. En 1962, narró el documental estadounidense «The Black Fox», que vincula el ascenso y la caída de Adolf Hitler con la historia de Reynard the Fox, de Goethe .

También realizó giras por todo el mundo, dando conciertos e incluyendo en su repertorio nuevas canciones antibélicas como “Blowin’ in the Wind” de Bob Dylan y “Where Have All the Flowers Gone?” de Pete Seeger.

En 1975, Dietrich se retiró definitivamente de la vida pública. La tumba de Marlene Dietrich  está en el cementerio de Berlín-Schöneberg. En su lápida figura una inscripción dice: «Aquí estoy para marcar mis días».

Cuando Dietrich murió a la edad de 90 años, a su funeral en París asistieron a la Iglesia unas 1500  personas.  Se exhibieron tres medallas al pie del ataúd, con las que se pretende reconocer la lucha  librada por Marlene Dietrich en contra el nazismo.

Sin embargo, no sucedió lo mismo en Alemania. Dietrich había solicitado ser enterrada en su lugar de nacimiento, Berlín, por lo que su cuerpo fue trasladado allí el 16 de mayo de 1992. Su ataúd fue envuelto en una bandera estadounidense y el cortejo viajó por Berlín. Sin embargo, el reconocimiento público de este evento no solo fue mínimo, sino también puede una hostilidad manifiesta. Muy pocas personas asistieron al entierro de sus restos.  La última visita que había realizado a Berlín Occidental fue en 1960. Con esta ocasión, muchos alemanes amenazaron y hostigaron aquella ceremonia gritando que «¡se fuera a casa!». La policía temió que agresivos grupos de neonazis se presentaran en el acto y llegaran a  interrumpir la ceremonia del funeral.

El alcalde de Berlín, el conservador Eberhard Diepgen, fue estruendosamente abucheado, sin embargo, por otro sector de alemanes  en protesta por no haber autorizado que se le rindiera un tributo formal a Marlene Dietrich, cediendo  a la presión los ruidosos miembros de la ultraderecha. Una ola de  mensajes de odio e insultos de «traidora» fueron enviados a un periódico de Berlín y al Senado,  lo que provocó que esa institución cancelara el traslado de los restos de Marlene en un jet de la Bundeswehr,  y que tampoco se celebrara un servicio conmemorativo en su honor en el Deutsches Theatre .

Casi ocho meses después, el 1 de diciembre de 1992, el Senado de Berlín, no obstante, decidió construir un monolito honorífico a  Marlene Dietrich, que concluiría siendo profanado un año después.

No fue hasta su 100 aniversario, el 27 de diciembre de 2001, cuando la ciudad de Berlín pidió oficialmente perdón por la hostilidad mostrada en el pasado por una parte de sus conciudadanos.

(*) Artículo basado en los datos aportados por un  trabajo  escrito por la  estadounidense  Jenny Farrell y titulado «Marlene Dietrich, recordada por su abierta posición al fascismo»

Fuentes:

https://canarias-semanal.org/art/34035/marlene-dietrich-una-traidora-a-su-pais

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