La operación Paperclip y el despertar de la sierpe

Raúl Antonio Capote

Algo que parecía imposible hace unos años, hoy, en algunos lugares del mundo, se hace habitual. Mientras los monumentos en recordación de la victoria sobre el fascismo son vandalizados, se glorifica a los nazis y se reescribe la historia, presentando como héroes a culpables de incontables crímenes y abusos.

En Canadá, aliado en la lucha contra el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial, recientemente el Parlamento rindió «sentido homenaje» a Yaroslavl Hunka, de 98 años, quien luchó en la 14va. división de Granaderos Waffen-SS o División Galizien, conocida por haber cometido crímenes de guerra contra miles de civiles polacos y judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

Hunka fue invitado por el presidente de la Cámara de los Comunes, Anthony Rota, quien lo presentó como «un héroe ucraniano y canadiense», que «luchó por la independencia de Ucrania contra los rusos», suceso que levantó una ola de indignación en todo el mundo.

Ahora, ¿cómo llegaron los Yaroslavl Hunka a Norteamérica, si tanto Canadá como EE. UU. combatieron contra la Alemania nazi?

La respuesta hay que buscarla en la historia de los días finales del conflicto bélico, cuando altos funcionarios de la administración estadounidense le encargaron a la Office of Strategic Services (OSS) la misión de localizar a los agentes nazis que quedaban dispersos tras las líneas enemigas, después de la retirada del ejército alemán.

La directriz de la misión indicaba enrolar a los antiguos miembros de la Gestapo y las ss en sus servicios de inteligencia, para su utilización futura. Fascistas que colaboraron con los alemanes en Hungría, Bulgaria, Ucrania, Lituania y Rusia arribaron a las costas norteamericanas, con protección oficial de los gobiernos.

Originalmente bautizada como Overcast, y luego conocida como Paperclip, la operación fue un programa ultrasecreto para «la obtención, utilización y control de especialistas».

Allen Welsh Dulles pudo contactar, en Suiza, con alemanes dispuestos a proporcionar información  confidencial. El futuro director de la cia logró, así, recopilar una valiosa lista de espías nazis infiltrados en las filas aliadas.

Dulles fue, además, junto a la Joint Intelligence Objectives Agency (JIOA), el encargado de revisar los expedientes y seleccionar a los «especialistas» que serían acogidos y utilizados en EE. UU.

Muy pronto, fundada la cia en 1947, la Compañía tuvo a su disposición agentes experimentados, duchos en asuntos soviéticos, y la industria militar estadounidense, con científicos que habían trabajado en los programas secretos de los nazis, incluidos los relacionados con la guerra bacteriológica.

Después de la guerra, en Canadá se creó una gran comunidad de origen ucraniano. Tras la derrota de Alemania, a soldados de la División Galizien se les permitió asentarse en ese país.

La existencia de esa colectividad permitió que algunos de los «salvados» por Paperclip, y emigrados posteriores, se establecieran en suelo canadiense.

Fuentes:

https://www.granma.cu/mundo/2023-10-02/la-operacion-paperclip-y-el-despertar-de-la-sierpe-02-10-2023-21-10-02

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