El concepto de «clase media trabajadora» es un artificio destinado a fragmentar y debilitar a los trabajadores

Manuel Medina

«La desaparición inexorable de las auténticas clases medias está siendo provocada por voracidad del sistema capitalista y de las grandes multinacionales»

Manuel Medina es un profesor de Historia, vinculado a este digital desde sus mismos comienzos.  En reiteradas ocasiones, Medina ha tratado temas propiamente relacionados con su profesión y, también, otras cuestiones relacionadas con las clases sociales, sus contradicciones y la naturaleza de las mismas. 

   Como probablemente el lector ya habrá podido detectar, en los medios de comunicación aparecen frecuentemente reiteradas referencias a la existencia de una supuesta «nueva clase social», a la que los medios de comunicación suelen denominar como la «clase media trabajadora».

     El propio presidente del Gobierno, el socialdemócrata Pedro Sánchez, se ha referido a ella con esos mismos términos. Unas veces lo ha hecho reclamando su apoyo político y electoral y, en otras, halagando su laboriosidad.  

     Hasta ahora, sin embargo, nadie que sepamos   se ha molestado en explicarnos cuál es la naturaleza de esa clase social, ni que sectores  sociales la componen ni, tampoco, en qué momento llegó a constituirse si, en efecto, así realmente eso llegó a suceder alguna vez.  

   Con el propósito de que nuestro colaborador, el prof. Medina contribuyera a que pudiéramos a deshacer esos entuertos, le hemos interrogado en esta entrevista.

ENTREVISTA:

  CS: Prof. Medina, ¿nos puedes explicar cuál es la composición de clases en las sociedades capitalistas desarrolladas tal y como las que existen hoy en el siglo XXI, en la Europa occidental o  los Estados Unidos?

    Prof. Medina: En términos simplificados, podríamos decir que en las sociedades capitalistas modernas existen tres clases sociales fundamentales, cuyas características vienen determinadas   por su relación con la propiedad de los medios de producción. En otras palabras, si los que las integran son o no dueños de las industrias, bancos, las grandes extensiones de tierra, etc., o si, por el contrario, sobreviven vendiendo su fuerza de trabajo a cambio de un salario.

CS: ¿Podrías detallarnos cuáles son estas clases y cómo se definen?

    Prof. Medina: En la estructura de la sociedad capitalista encontramos tres clases sociales claramente definidas.

    En primer lugar, tenemos a los asalariados o trabajadores, también conocidos como proletarios. Se sitúan en la base de la pirámide social y la única propiedad esencial que poseen es su «fuerza de trabajo». Es decir, su capacidad para producir.

    Esta clase social es, con diferencia, la más numerosa en casi las sociedades contemporáneas. Y abarca desde los jornaleros, los mineros, los trabajadores de la construcción, a quienes integran el sector servicios, los funcionarios, los profesores, los médicos… O sea, todos aquellos que reciben un salario a cambio del trabajo que desempeñan, teniendo como única posesión su «fuerza de trabajo» .

    Luego, en un nivel intermedio de esa pirámide, nos encontramos con lo que son propiamente las «clases medias», compuestas por pequeños propietarios, pequeños comerciantes, pequeños empresarios y profesionales que ejercen de manera privada sus tareas laborales.

      Finalmente, en la cúspide de la pirámide social, se encuentra ubicada la «gran burguesía», constituida por los propietarios de los grandes medios de producción. Es decir, por los dueños del capital, de la Banca, de las entidades financieras, de las grandes corporaciones internacionales, de los grandes terratenientes, etc.

EL CONCEPTO DE LAS «CLASES MEDIAS TRABAJADORAS»

  CS: Sin embargo, profesor, con reiterada frecuencia, escuchamos como nuestro presidente del Gobierno, el Sr.  Sánchez se refiere a un sector social que él denomina como las «clases medias trabajadoras», tratando de recabar tanto su apoyo como su comprensión política hacia su mensaje. ¿Quiénes constituyen esa «clase social»? De existir esa clase, ¿qué sujetos sociales la integran?

      Prof. Medina: Esa pregunta es muy interesante. En el curso de las últimas décadas, políticos, académicos y medios de comunicación insisten en referirse a una ambigua y etérea «clase media trabajadora». En realidad, con esa denominación lo que se está tratando de suscitar son dudas y confusión acerca de la pertenencia de esos sectores a la clase social trabajadora.

     Permíteme que trate de explicarlo mejor. De forma deliberada, se intenta construir un nuevo concepto de «clases medias», aplicándoselo ahora a determinados sectores del proletariado que, de forma circunstancial, reciben un salario superior al que percibe el promedio.

    Sin embargo, estas diferencias de ingresos suelen ser frecuentemente circunstanciales, dependiendo de factores tales como los vaivenes del mercado laboral o las crisis cíclicas que sufre el sistema capitalista.

    En cualquier caso, el elemento fundamental por el cual quienes ocupan esta posición son simplemente trabajadores, proletarios, sigue siendo el mismo: Dependen para su subsistencia de un   salario que reciben a cambio de vender en el mercado laboral su fuerza de trabajo

    CS: Pero, ¿cuál es el propósito que se esconde tras el cambio terminológico al que se ha referido?

     Prof. Medina: Este «cambio terminológico», como tú lo llamas, no tiene nada inocente. Contiene el objetivo deliberado de romper los vínculos esenciales que unen a la clase social más numerosa de la sociedad actual. Y, por lo tanto, también, la más peligrosa para la «estabilidad» y multiplicación de los beneficios de los poderosos. De ahí la rápida «popularización» que esa falsa categoría social ha tenido en los medios de comunicación de masas. En la medida que se logre «persuadir» a esos sectores de trabajadores asalariados de que sus intereses económicos y políticos se encuentran encuadrados en una nueva e hipotética «clase media», que no son los de la clase trabajadora en su conjunto, más debilitada resultará esta última. 

     El propósito de hacer creer a un sector de la población que forman parte de las «clases medias», o en este caso de ese artificio nombrado como «clase media-trabajadora», es  neutralizar el poder de los asalariados como clase social mayoritaria, intentando quebrar, fragmentar, los vínculos solidarios que objetivamente unen a sus integrantes, que les permite su movilización, así como llevar adelante sus reivindicaciones y acciones comunes.

    CS: Profesor, pero ¿continúan existiendo lo que hasta ahora hemos conocido como «clases medias»?  

      Prof. Medina: Sí. Esa clase social continua existiendo. Ciertamente de vapuleada y reducida a su más mínima expresión Pero las auténticas «clases medias», es decir, aquellos los grupos sociales que han logrado sobrevivir hasta ahora a la intensa competitividad a que la someten los grandes capitales, están inexorablemente condenadas a desaparecer.

     La verdad es que el poder competitivo de las poderosísimas multinacionales hace imposible que los pequeños negocios, las pequeñas industrias, puedan lograr sobrevivir en un mar turbulento, en el que las grandes empresas internacionales actúan como auténticos tiburones. No hay pequeño negocio que pueda resistir el embate de multinacionales, que hoy están presentes en cualquier parte del mundo y estrechamente vinculadas a los bancos y a las entidades financieras.

      En cualquier caso, este no es un proceso nuevo. Se remonta a los albores de la aparición del propio sistema capitalista.  La diferencia con lo que sucedía hace dos siglos estriba en que, en la actualidad, la voracidad y las interconexiones entre la banca, las compañías financieras y las multinacionales impiden que la pequeña empresa o el pequeño negocio pueda lograr sobrevivir en esa jungla.  La dinamica del desarrollo capitalista tiende siempre a polarizar a las sociedades en dos clases irreconciliablemente antagónicas, contrarias: la de los asalariados y la de los  propietarios del capital. Pero ocurre que en la actualidad, esa polarización social se está produciendo a velocidades realmente vertiginosas

   CS: Entonces, ¿qué ha ocurrido con la presencia de las clases medias en el último siglo?

     Prof. Medina: A lo largo del pasado siglo XX, el peso cuantitativo de las auténticas clases medias se fue reduciendo gradualmente. Ocurre, además, que esta clase social ha jugado siempre en el campo de la ambivalencia política. Nunca supo o pudo determinar cuál era el lugar que debía ocupar en la lucha de clases. En el fragor del combate social, sus contradicciones la han llevado de un lado a otro.  En ocasiones, los fascismos, los golpes militares o los regímenes autoritarios se han apoyado en ellas para lograr sus objetivos. En otras oportunidades históricas, en cambio, las auténticas clases medias han prestado un apoyo efímero a proyectos sociales reformistas. No obstante, su incapacidad para ubicarse social y políticamente la ha conducido a ser devorada por las clases sociales hegemónicas, a las que frecuentemente ha tratado de imitar.

    CS: Prof. Medina, te agradecemos este análisis que nos proporciona una visión más clara sobre la estructura de las clases sociales en las sociedades capitalistas.  Gracias por tu tiempo y   tus aportaciones.

Fuentes:

https://canarias-semanal.org/art/34616/entrevista

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