Documentos desclasificados sobre cómo actuó la CIA contra la guerrilla del Che Guevara en Bolivia

Por Carlos Morales Peña, El Deber, Santa Cruz de la Sierra.- En momentos en que el presidente Evo Morales ha vuelto a plantear la injerencia de la CIA (Central de Inteligencia) de Estados Unidos en Bolivia, dos documentos desclasificados revelan cómo esa organización secreta participó activamente en los años 60, durante el gobierno de René Barrientos Ortuño, para detectar, infiltrar y combatir la emergencia de organizaciones guerrilleras pro-cubanas en el país.

El 3 de noviembre de 1966, Ernesto Che Guevara ingresó en territorio boliviano con destino a Ñancahuazú. Allí instalaría un foco guerrillero siguiendo los objetivos estratégicos de “crear uno, dos o tres Vietnam” en el mundo, en concordancia con “la lucha contra el imperialismo” encabezado por Estados Unidos.

Cuatro días después, el 7 de noviembre, el Che escribiría las primeras líneas de su histórico diario de campaña, donde hablaba del inicio de “una nueva etapa revolucionaria” para los pueblos de América Latina.
Tras meses de infructuosa batalla, la guerrilla guevarista terminaría abruptamente, en octubre de 1967, con la muerte del guerrillero argentino-cubano tras su fusilamiento en una escuela de La Higuera, cerca de Vallegrande.

Aunque el ingreso de Guevara en Bolivia había sido planificado en secreto durante años por la inteligencia cubana, Washington venía siguiendo los pasos de los comunistas en Bolivia desde hacía tiempo, a través de la CIA.

Los “insurgentes” comenzaban a poner contra la pared a una ficha clave de la influencia estadounidense: el general René Barrientos Ortuño que, a través de un golpe militar, derrocó a Víctor Paz Estenssoro el 4 de noviembre de 1964, en el marco de la anticomunista Política de Seguridad Nacional que Estados Unidos impulsó en la región por el surgimiento de la Revolución Cubana el 1 de enero de 1959.

Las redes de la CIA
El rol de la CIA en ese turbulento periodo de la historia boliviana fue denunciado públicamente en septiembre de 1966 por el entonces diputado electo, Marcelo Quiroga Santa Cruz, en un frustrado juicio de responsabilidades contra Barrientos Ortuño que se abrió en la Asamblea Nacional.

El representante de la Comunidad Demócrata Cristiana (conformada por el PDC y la FSB) presentó cargos contra Barrientos y su Gobierno “por enajenación de la soberanía nacional al someter al país al espionaje y a otras acciones de la CIA”.

Apuntaba sus lanzas contra el mandatario, y principalmente, contra su ministro del Interior, Antonio Arguedas Mendieta, uno de los más altos funcionarios bolivianos vinculado directamente con la CIA estadounidense. El ministro en cuestión llegó a nombrar a varios espías de la CIA en cargos del Gobierno boliviano como parte de las operaciones estadounidenses contra la guerrilla cubana, según revela James Dunkerley en su libro Rebelión en las venas (Plural, 1987).
Arguedas Mendieta se haría tristemente célebre, en los primeros meses de 1968, cuando sustrajo el Diario del Che y lo envió secretamente a Cuba, país que publicó oficialmente el documento el 1 de julio de ese mismo año.

El periodista argentino Gregorio Selser reveló, en 1970, en su libro La CIA en Bolivia, la incursión de ese organismo estadounidense en el país, en particular, desde mediados de los años 60 cuando se detecta un incremento de los movimientos comunistas vinculados a Cuba.
Las huellas de la participación de la CIA en estos procesos políticos se confirman hoy con la desclasificación de los documentos secretos del Departamento de Estado que señalan con claridad la extensión de dicha intervención.

EL DEBER tuvo acceso a dos documentos desclasificados de la CIA, el primero del 5 de noviembre de 1964, un día después del golpe de Barrientos, y el segundo del 14 de septiembre de 1967, diez meses después del desembarco del Che en Bolivia.

En ambos documentos, la organización estadounidense hace una radiografía de la situación política boliviana y de la visión que Estados Unidos tenía respecto de la emergencia de las organizaciones comunistas y guerrilleras en la región.

Durante el turbulento mes de noviembre de 1964, la CIA alerta al Gobierno estadounidense respecto de la situación boliviana. “Hasta el momento ningún gobierno efectivo se ha establecido, pese a que las radios rebeldes se refieren a la constitución de una junta militar”.
El informe de la CIA señala, además: “El general Ovando Candia supuestamente lidera la junta, pero su estatus no está claro. El vicepresidente, René Barrientos Ortuño, ha sido la figura clave del golpe, pero ha dicho que no será parte de la junta porque piensa presentarse en las elecciones generales venideras”.

“La situación de un gobierno efectivo y el resultado de la violencia y la falta de ley provee nuevas oportunidades para los elementos que son enemigos de los intereses de Estados Unidos, tales como los comunistas y los extremistas de izquierda, que aumentan su influencia, incluso, en la figura de Ovando”, señala el documento de la CIA.

“Juan Lechín ya ha hecho un intento para ingresar en la junta gubernamental, aunque no ha tenido éxito. Pero se debe prestar atención a estas maniobras”, dice el texto.

Por eso, el documento concluye: “El crecimiento de la influencia comunista solo puede ser controlada a través de la imposición de un régimen militar fuerte en las fases iniciales del nuevo Gobierno”.
“No se debe desestimar el peso de los mineros del estaño que están bajo un liderazgo comunista y extremista fuerte y que anunciaron que están dispuestos a enfrentar al Ejército si fuera necesario, a menos que se les permita tener un rol en el Gobierno”, indica el documento.
“Por todas estas razones, y frente a la debilidad de Ovando, la participación de Barrientos en el Gobierno es fundamental”, señala la CIA.

La guerrilla en la mira
Diez meses después del estallido guerrillero en Ñancahuazú, la CIA eleva un informe pormenorizado sobre la crisis política y militar desencadenada en Bolivia.
El documento al que tuvo acceso EL DEBER alerta, en sus conclusiones, que la prevalencia en el tiempo del movimiento guerrillero cubano-boliviano pone en riesgo la continuidad de René Barrientos Ortuño en el poder, por lo que se demandaba una acción militar más efectiva contra los guerrilleros.

“El movimiento insurgente está organizado y financiado por Cuba. La gravedad del proceso radica en que los guerrilleros puedan obtener apoyo significativo en organizaciones sociales locales”.
“En el próximo año (1967-1968) parece difícil que puedan derrocar a Barrientos, pero también parece difícil que el Gobierno pueda defenestrar al movimiento insurgente”, afirma.

“La prolongación y expansión de la insurgencia podría imponer considerable presión financiera y psicológica sobre Bolivia, mucho más teniendo en cuenta las restricciones que existen para el desarrollo social y económico que son fundamentales para la estabilidad del país”, destaca el documento.

La CIA destaca que un aumento en los gastos militares podría afectar seriamente las cuentas del país ya complicadas por el déficit fiscal, lo que limitará los gastos en inversiones públicas y amenazaría el desarrollo de los planes de estabilización del gobierno de Barrientos.
Si las operaciones contraguerrilleras no prosperan, dice la CIA, eso animaría a otros elementos opositores al Gobierno de Barrientos. “En ese escenario, el ejercicio del poder por parte del régimen se volvería muy precario”, sentencia la CIA.

Por otro lado, el organismo de inteligencia del Gobierno estadounidense destaca que los guerrilleros de Ñancahuazú “recibieron entrenamiento militar para el uso de armas automáticas y un fuerte adoctrinamiento ideológico sobre la lucha armada”.

El documento relata la detención de Régis Debray y del argentino Ciro Roberto Bustos, tras lo cual declaran que Ernesto Guevara estaba al mando del movimiento guerrilero de Ñancahuazú.

“El Che desapareció en marzo de 1965 bajo circunstancias que despertaron algunas dudas sobre si estaba realmente vivo. Desde entonces ha habido versiones y rumores no confirmados sobre su paradero. Tenemos alguna evidencia de que Guevara efectivamente estuvo en Bolivia el año pasado (1966), pero sea que el Che Guevara esté o no en Bolivia, está claro que las guerrillas están lideradas por alguien que se mantiene en contacto con Cuba y que está bien versado en la doctrina de la revolución guevarista”, destaca la CIA.

Barrientos bajo amenaza
Aunque la guerrilla no significaba una amenaza real para el Gobierno de Barrientos por ubicarse en una zona muy remota del país, “está claro que su permanencia en el tiempo puede demostrar la falta de poder de Barrientos en la realidad”.

“Eventualmente, la guerrilla se ganará la simpatía y el apoyo de la población oprimida y puede constituirse en la base de un partido verdaderamente revolucionario, plantea el punto de vista de los guevaristas”, señala el organismo.

La CIA tuvo información al detalle sobre el movimiento guerrillero. “No son más de 100 efectivos, la mayoría tiene entrenamiento cubano. Están operando al norte de Camiri en una extensión de 150 millas (240 kilómetros) hasta Samaipata, sobre la carretera Santa Cruz-Cochabamba. Por las características del terreno, los guerrilleros están bien protegidos de un eventual ataque aéreo y las operaciones militares a pie son difíciles por la topografía selvática del lugar”, indica el informe.
Por eso, las operaciones contraguerrilleras son muy difíciles aún con fuerzas militares bien equipadas, bien entrenadas y bien motivadas”.

“Está claro que la iniciativa de establecer una guerrilla en Bolivia ha sido de La Habana, más que de los partidos comunistas locales. Es más, el movimiento guerrillero ha recibido el apoyo de los partidos comunistas, pero han resaltado que no se subordinarán a ellos, porque esperan generar un partido verdaderamente revolucionario sobre la base de la misma guerrilla”, señala el informe.

Sin embargo, “el mayor potencial de adherentes para la guerrilla está entre los mineros del estaño que han sido desafectados por los ajustes económicos y han quedado desocupados”, asegura.

Gregorio Selser cuenta en su libro que el 24 de enero de 1970, cinco funcionarios de la Embajada de Estados Unidos en Bolivia abandonaron precipitadamente el país. Se adelantaban así a que se les declarara personas no gratas, en vista de que pocas horas antes el ministro de Gobierno, coronel Juan Ayoroa, había anunciado el descubrimiento de “un centro de operaciones y control telefónico que era utilizado por la CIA”.

Culminaba así un proceso iniciado a comienzos de 1967, cuando agentes de la CIA arribaron al país para colaborar en las tareas de represión del movimiento guerrillero de Ernesto Che Guevara. Las denuncias de Quiroga Santa Cruz y los datos de Selser se confirman, ahora, con los archivos desclasificados de la CIA que ha revelado el Departamento de Estado de EEUU.

Fuentes:

http://www.consuladodebolivia.com.ar/2016/08/08/documentos-desclasificados-actuo-la-cia-la-guerrilla-del-che-guevara-bolivia/

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