Anticomunismo en tiempos de barbarie

Andoni Baserrigorri

«¿No era el comunismo una idea muerta? ¿Por qué tanto miedo de la burguesía?»

Los tiempos que se nos vienen no van a ser fáciles. La barbarie de la que hablaba Rosa Luxemburgo está allí, a la vuelta de la esquina. Nada más lejos de la verdad que esta frase. La barbarie lleva instalada entre nosotras y nosotros un montón de años.

Quizá desde nuestra mentalidad eurocéntrica (me incluyo)  no la hayamos visto con la claridad que la vemos ahora. Pero cualquier sirio, libio, cualquier ciudadano de África subsahariana lo puede atestiguar. O cualquier persona de Nuestra América que presenció la “Operación Cóndor» y lo que vino después de ella. O millones de asiáticos que viven en condiciones paupérrimas en los extrarradios de las grandes ciudades.

La barbarie es el capitalismo. El capitalismo que proporcionó una condiciones de vida aceptables a la aristocracia obrera y que la hizo creer que era “clase media”.

El trato era que, a cambio, debía renunciar al socialismo (para qué si en el capitalismo vivimos medio bien!) y renunciar a valores tan humanos como la amistad, la solidaridad o el sentido de lo colectivo. Y mirar a otro lado cuando el Estado y sus aliados iniciaban una guerra para robar recursos a otros pueblos. Con esos recursos tú vivias bien, además… lo que le ocurra a otros…hor konpon!

En este año 2022, en medio de una ofensiva imperialista que ha obligado a Rusia a tomar las armas por su propia existencia y defensa de sus fronteras y que podría llevar a la misma situación a la China Popular, quienes vivimos en la Europa Occidental estamos viendo que el estilo de vida que hemos llevado durante los últimos 40 años se tambalea.

Se tambalea porque la estrategia de sancionar a Rusia va a revertir en su contra a corto plazo. Lo que está en cuestión es nuestro estilo de vida. Estilo de vida que todas y todos hemos llevado en mayor o menor medida. Vamos a vivir cada vez peor y muy posiblemente cantidad de bienes de consumo pasarán a ser lujos para la mayoría de la población.

Es por ello que se empieza a esperar disturbios y protestas en el corazón del imperialismo.

Y no nos engañemos. La respuesta, la única respuesta a esta situación, es el socialismo. Pero para construir el socialismo y para, antes, llevar adelante una revolución de carácter socialista, se necesitan sí o sí dos actores impresindibles.

Una clase obrera, en alianza con otros sectores populares que esté dispuesta a todo, que asimile que lo que está en juego es la propia dignidad del ser humano, que lo que está en juego es dejar de ser esclavos para ser hombres y mujeres libres, que lo que está en juego es el fin de la explotación.

La segunda herramienta que se hace imprescindible es la existencia de una organización o partido que eduque a esos sectores y explique claramente lo que está en juego. Que dirija esa rabia y la encamine hacia la revolución socialista.

Si esas premisas no se dan habrá disturbios, pero no servirán para nada. Será una pataleta y poco más. Pataleta que será aprovechada por la extrema derecha y el fascismo para reconducirla hacia sus intereses.

En definitiva, vemos de manera diáfana, clarísima, le necesidad de la organización comunista. Porque si no hay organización comunista tenemos perdida la partida.

Es curioso que, ahora más que nunca, reaparece el anticomunismo. En una época en la que las organizaciones comunistas en Europa Occidental están sumamente débiles, en la que el sindicalismo está más “amarilleado” que nunca, tenemos anticomunismo por doquier.

La burguesía y sus lacayos siempre han sabido qué es lo que hay que hacer en cada momento histórico. Saben perfectamente lo que hemos comentado antes. Saben perfectamente que si la rabia, que no va a tardar en aparecer, ademas es dirigida por organizaciones y partidos comunistas lo van a pasar mal. Que el miedo puede cambiar de bando.

Por eso se prodigan en el mensaje anticomunista. Por eso todos los lacayos del sistema capitalista disparan todos a una contra las ideas y las organizaciones comunistas. Y los proyectos de crearlas. Quieren asesinar al bebé en la cuna.

Tampoco es de extrañar que desde la nueva izquierda o izquierda postmoderna, o como demonios queramos llamarla, disparen todos los días contra el comunismo. No hay día que no nos desayunemos con otro ataque a los movimientos comunistas o a los proyectos de crearlos. ¿No era el comunismo una idea muerta? ¿No había fracasado? ¿A qué tanto miedo de la burguesía, sea vasca, española, alemana, danesa o malaya a las ideas comunistas, si fracasaron y las dieron por enterradas?

¿Acaso la función de esa izquierda postmoderna, socialdemócrata y guay del paraguay es salvar el capitalismo? ¿Acaso piensan que la clase obrera y los sectores populares nos vamos a conformar con cuatro mejoras que conlleven que sus aburguesados culos puedan vivir de la manera que lo hacen?

¿Piensan que es mejorable el capitalismo, creando una especie de sociedad en la que los capitalistas de repente se van a volver buena gente y cederán parte de sus ganancias fabulosas para que el conjunto de la población tenga una mejor vida? ¿Y piensan que eso lo van a lograr con… las urnas en la mano?

O, ¿no será todo esto que estamos planteando un burdo engaño de esta gente para que renunciemos al socialismo? Para que pensemos que esa utopía es posible.

Nos toman por tontas y tontos. Saben que su proyecto político es irrealizable. Lo saben y siguen erre que erre con él.

Saben que es un engaño y siguen con el señuelo de un proyecto que jamas se podrá llevar adelante.

Saben que si acaso logran un triunfo electoral, al día siguente la burguesía, con sus bancos y militatres en mano les dirán: “¡O haces esto…o Plan Cóndor!

Saben que la unica salida para el género humano y los pueblos es la revolución socialista.

Pero optan por salvar sus culos y su estilo de vida.

Estos son los peores anticomunistas. Los más miserables.

Fuentes:

https://canarias-semanal.org/art/33059/anticomunismo-en-tiempos-de-barbarie

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