El disfraz progresista del capitalismo Woke: ¿Solidaridad o marketing?

En un artículo publicado por Matteo Bortolon en el digital  ObservatorioCrisis.com, titulado «El capitalismo ‘woke'», se aborda una temática de creciente interés: la adopción por parte del capitalismo de causas progresistas. ¿Es este un giro genuino hacia la justicia social o una estratagema corporativa más profunda? Exploramos este dilema, sumergiéndonos en las aguas turbulentas de la moralidad corporativa y la democracia.

Según afirma Matteo Bortolon, el fenómeno del «capitalismo woke» es un desarrollo intrigante en el panorama corporativo global, especialmente en Estados Unidos. Este término, originado en los movimientos de derechos civiles, ha evolucionado, pasando de ser un símbolo de conciencia social a una herramienta de marketing corporativo, como se describe en el libro de Carl Rhodes.

Bortolon destaca cómo diversas empresas parcen haber abrazado causas progresistas, desde la sostenibilidad ambiental hasta los derechos LGBT, mostrando una aparente inclinación hacia la justicia social. Sin embargo, plantea la cuestión de si este activismo es genuino o una maniobra para mejorar la imagen corporativa y, por ende, las ganancias.

El artículo en cuestion subraya la hipocresía inherente en este enfoque, señalando cómo los críticos de la derecha acusan a las empresas de ser víctimas de una agenda progresista que socava los principios capitalistas. Bortolon argumenta que, mientras los conservadores denuncian la politización de las corporaciones, muchos empresarios reaccionarios, como los hermanos Koch, han respaldado abiertamente agendas políticas, mostrando una doble moral.

Importante es su análisis sobre la responsabilidad social corporativa (RSE) y el patrocinio por parte de los millonarios. Bortolon sugiere que estas prácticas, aunque puedan parecer beneficiosas, en última instancia no desafían la primacía del beneficio, sino que buscan proteger y promover los intereses de los accionistas.

El autor concluye que el «capitalismo woke» es una forma más de explotación, utilizando las luchas sociales para mejorar la imagen corporativa y aumentar las ganancias. Además, señala la preocupante tendencia de las corporaciones a asumir roles tradicionalmente gubernamentales, lo que podría llevar a una forma de neofeudalismo corporativo.

Bortolon finalmente nos insta a ser conscientes de las verdaderas intenciones detrás de este fenómeno y a centrarnos en las cuestiones estructurales del capitalismo, en lugar de dejarnos llevar por actos de «wokeismo» superficial.

Fuentes:

https://canarias-semanal.org/art/35375/observatoriocrisiscom

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