Bertold Brecht: el hombre que encontró al comunismo en la «bolsa de valores» de Chicago

Manuel Medina

Bertolt Brecht no fue solamente una figura destacada en la literatura, sino también un crítico apasionado del paisaje político y social de su era. Sin embargo, lo que asombra de Brecht es que, a pesar de su amplio reconocimiento, confesó no tener antecedentes en política ni haber leído textos de Marx hasta mucho después de escribir sus primeras obras. Pero, ¿qué lo impulsó a adentrarse en el marxismo y cómo se manifestó esto en su trabajo?

La incursión de Brecht en el marxismo no se originó en un interés académico, sino que más bien fue el fruto de un accidente laboral. Al buscar información sobre la Bolsa de Cereales de Chicago para una pieza que estaba escribiendo se topó con Marx y, con él, descubrió un nuevo horizonte ideológico y teórico que abrazó durante toda su vida.

Brecht veía al comunismo no solo como una ideología política, sino como una solución a los problemas del mundo. Su deseo de abolir la propiedad individual de los medios de producción lo vio como una extensión de la filosofía occidental y una respuesta radical al sistema capitalista.

Brecht consideró que las demandas hechas por los comunistas reflejaban objetivamente los intereses de la humanidad. Aquellos que proclamaban objetividad sin involucrarse activamente en la lucha estaban, en su opinión, traicionando a la humanidad.

ARTE Y POLÍTICA: UNA SINERGIA EN EL TEATRO

Brecht no solo se aproximó al comunismo desde una perspectiva política, sino que fusionó estos ideales en su arte. Con un fuerte rechazo hacia la sociedad capitalista, criticó sin tapujos a una clase dominante que consideraba corrupta e inhumana. En este marco, argumentaba que la auténtica «bondad» radicaba en erradicar todo aquello que impidiera su concreción.

Para Brecht, el teatro no era simplemente un medio de entretenimiento, sino también una herramienta para promover cambios sociales. Estaba convencido de que el mero talento no era suficiente para el arte dramático; se necesitaba un cambio social profundo para que surgiera un teatro verdaderamente representativo de una sociedad culta.

A lo largo de su trayectoria, Brecht denunció las corruptelas en el teatro y en la vida pública, subrayando la necesidad de un cambio radical para elevar el estándar del arte dramático. Desafiando las corrientes predominantes del impresionismo y expresionismo teatral, buscó retratar la realidad de manera más auténtica.

CONTRA EL FASCISMO Y EL ASALTO CULTURAL

Mientras Brecht se adentraba en estos ideales, Alemania experimentaba uno de sus capítulos más sombríos: la emergencia del nazismo. Bajo Hitler, las entidades culturales y políticas alemanas enfrentaron ataques arrasadores, incluida la persecución de artistas y la coacción de la vida cultural. Para Brecht, estas represiones no solo significaban un sometimiento cultural, sino también un acondicionamiento espiritual para la guerra devastadora que Hitler pretendía desencadenar.

Tal represión derivó en un éxodo masivo de escritores y artistas. Aunque muchos huyeron y buscaron refugio en otros países, incluido Brecht, persistieron en su trabajo en contra del régimen nazi.

EL PODER TRANSFORMADOR DEL ARTE

Para Brecht, el arte, y en particular el teatro, tenía un inmenso potencial transformador. La música en sus piezas, sostenía, debería suscitar emociones y lograr sumergir al espectador, transportarlo. Cada individuo, en su calidad de artista, era irreemplazable y su contribución invaluable.

Bertolt Brecht no solo desafió las convenciones con su trabajo, sino que instaba a la sociedad a reflexionar y retar el orden establecido. Su vida y obra testimonian la necesidad de «acoger el cambio», no temer al saber y defender con firmeza la verdad. En tiempos difíciles, Brecht nos rememora el papel crucial del arte y la política en la edificación de un mundo más justo.

BRECHT Y SU LEGADO EN LA ERA CONTEMPORÁNEA

El compromiso de Brecht con la justicia social y su anhelo de retar y confrontar regímenes tiránicos no solo se reflejó en sus trabajos teatrales, sino también en su día a día. En un mundo donde política y cultura estaban estrechamente vinculadas, Brecht percibía la relevancia de confrontar y resistir a la opresión social y política.

Brecht no solo se centró en criticar al régimen nazi por la atmósfera política en Alemania. Estaba alarmado por la ausencia de justicia y el clima adverso prevaleciente, destacando la lucha por una sociedad mejor. Su obra recordaba continuamente a la audiencia la importancia de no ser complaciente ante actos de injusticia y represión.

El exilio y la constante reubicación de artistas e intelectuales, ocasionada por las crecientes hostilidades nazis, evidenciaron la naturaleza global del problema. Las invasiones nazis a naciones como Dinamarca, Francia, Bélgica, Noruega y Finlandia aumentaron la diáspora de aquellos que buscaban protección y seguridad.

No obstante, Brecht jamás perdió la esperanza. Siempre confió en la capacidad del individuo para generar cambios y en la resistencia colectiva frente a las potencias opresoras. Esta fe se manifestó en su insistencia por vivir en el presente, aprovechando al máximo las oportunidades y desafíos de cada época.

Fuentes:

https://canarias-semanal.org/art/34910/bertold-brecht-el-hombre-que-encontro-al-comunismo-en-la-bolsa-de-valores-de-chicago

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