EN EL JARDIN DE LAS DELICIAS DIGITALES
por Martín Salías
Un film cyberpunk sobre realidades virtuales y el
desarrollo de inteligencias artificiales sobre hardware
biológico, con las secuencias generadas por computadora
más ambiciosas hasta hoy.
Esta película, que pasó prácticamente desapercibida por
las pantallas de los cines locales hace alrededor de una
año, en el momento de su estreno, llegó ahora al circuito
del video, y fue emitida recientemente por TV de cable.
Aunque su título original era "Stephen King's The
Lawnmower man" (lawnmower es la máquina cortadora de
césped), los productores tuvieron que retirar el nombre
de King, autor del cuento en el que supuestamente se
basaba el argumento, por una querella que éste mismo les
iniciara aduciendo que su historia nada tenía que ver con
el resultado final. Esta diferenciación, según muchos
observadores tal vez no demasiado fanáticos del prolífico
escritor, en realidad benefició a la película.
Ignorante de ese relato corto en cuestión, debo decir que
el film, si bien dista de ser una obra maestra, tiene
muchos puntos interesantes. Quizá uno de los más
importantes, los detalles tecnológicos de su realización,
que concuerdan absolutamente con la historia que se
narra.
El argumento, en forma sucinta, es una versión cyberpunk
del mito de Frankenstein. Si el científico de Mary
Shelley era el 'Prometeo moderno', el doctor Angelo, en
este caso, bien podría ser el 'Prometeo posmoderno'. Él
ha descubierto, experimentando con monos, un método para
desarrollar la inteligencia a partir de drogas
específicas, y ejercicios de estimulación utilizando
realidades virtuales. Como es de esperar, en el devenir
de la trama el experimento pasa de los babuinos a un ser
humano, y el elegido en este caso es el jardinero que da
nombre al film.
Lo cierto es que los equipos de realidad virtual
mostrados en la pantalla son la combinación directa de
los últimos desarrollos y las más puras obsesiones cyber:
Headmounts (monitores estéreo montados en el casco),
data-gloves (guantes con sensores), y en los laboratorios
del gobierno donde trabaja el Dr.Angelo, vemos incluso
arneses completos giroscópicos para todo el cuerpo, y a
los participantes enfundados en Hotsuits (trajes enteros
con sensores para todo el cuerpo).
Pero más atractivo que el hard que se muestra, es el
entorno virtual en el que se sumergen los protagonistas.
Las impactantes imágenes son en gran mayoría producto del
estudio de animación Xaos, liderado por Michael Tolson.
El equipo de animadores, artistas y programadores de
Tolson trabajó durante muchos meses en sus workstations
Silicon Graphics para lograr SU visión particular de un
mundo virtual extraordinariamente surreal y detallado,
con efectos tremendos y una estética uniforme, que encaja
perfectamente con las ideas expuestas en la película.
Así, por ejemplo, podemos ver la mano del científico
representada en un entorno virtual en el que selecciona
opciones de un menú formado por ventanas dispuestas a su
alrededor, o controla escalas y parámetros de sus
experimentos trabajando directamente sobre gráficos
tridimensionales.
De esta forma el film gana en riqueza, al expresar una
idea altamente tecnológica con los recursos expresivos
más adecuados. La idea central es la de una mente
desarrollándose en forma similar a una inteligencia
artificial, pero sobre un cerebro humano. O sea que
estamos ante una mezcla entre el cyberespacio de Gibson,
el Wetware de Rudy Rucker (el componente orgánico de un
sistema informático: el cerebro), y la avanzada expansiva
de esta inteligencia sobre la red de las comunicaciones
humanas, como en Neuromante, o en Synners, de Pat
Cadigan.
El gran logro del director Leonard es el de conseguir el
equipo capaz de llevar a imágenes todo esto sin caer en
posturas absurdas o excesivamente ingenuas. La película,
si bien se extiende en terrenos menos formales como la
telekinésis, y demás poderes mentales, nunca traiciona la
veta 'realista' desde el punto de vista técnico. Aquí no
hay computadoras que exploten por sobrecargas de
información ni nada similar. En todo caso, hay posturas
extremas pero expuestas en forma difusa, al mejor estilo
Gibson, que no comprometen la veracidad del relato. Por
ejemplo, en el momento en que el jardinero intenta
integrar su inteligencia con la red, el Dr. Angelo
intentará detenerlo con un virus que (al revés que el de
Neuromante, que rompía las barreras defensivas de los
sistemas), le cierra al monstruo el acceso a las líneas
de comunicación con la red de la computadora en la que se
ha sumergido.
En definitiva, El hombre del jardín es un película
sumamente interesante para quienes se interesan en el
devenir de la tecnología y los medios de comunicación, y
a la vez un espectáculo digno de ser visto. Y, para los
que perdieron la oportunidad de verlo en cine, queda la
de conseguir la pantalla de TV más grande posible y
disfrutarlo en video, con el adicional de poder pegar un
repaso de algunas de las escenas más logradas. Queda
mencionar, para terminar, que el trabajo de la gente de
Xaos en su totalidad nos está vedado, ya que muchas
escenas fueron suprimidas de la versión definitiva del
film, pero no por temas de la producción o el montaje,
sino porque en las primeras exhibiciones, gran parte del
público expresó que ciertas escenas eran demasiado
"inquietantes"...
El hombre del jardín, EE.UU., 1992
Título original: The lawnmower man
Director: Brett Leonard.
Intérpretes: Pierce Brosnan, Jeff Fahey y Jenny Wright.
Martín Salías trabajó en Investigación y Desarrollo en
una importante empresa nacional, dirigió departamentos de
capacitación y soporte, y hoy tiene su propia consultora,
Merino Aller & Asociados. Tambien es miembro del Círculo
Argentino de Ciencia Ficción y Fantasía (CACyF). Años
atrás dirigió la revista de ciencia ficción GURBO,
durante 12 números, y posteriormente ha colaborado en
Otros Mundos, y otras publicaciones. Puede ser contactado
a través de FidoNet en 4:901/303.11 o Internet en
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