Deus X
Por Aldo B. Castelar
Uno de los precursores del Cyberpunk, Norman Spinrad, nos
cuenta una historia sobre la libertad en el cyberespacio.
Se ha hablado mucho de la inteligencia artificial. Mucha
gente piensa que una máquina inteligente sería un peligro
para la raza humana, que quizá se rebelarían contra
nosotros, que no nos obedecerían y harían lo que ellos
quisiesen. También se ha hablado mucho sobre crear
imágenes en computadora de nuestro propio cerebro, para
abandonar nuestros cuerpos imperfectos y convertirnos en
seres superiores. Poca gente pensó seriamente en los
problemas que esto traería si se llevase a la práctica.
Norman Spinrad, siempre preocupado por la situación de la
gente real en mundos realistas creados por la tecnología,
desarrolla en esta novela corta el tema de qué pasaría si
se llevase a la práctica algo así.
El entorno de la novela está situado en una Tierra de un
futuro cercano y muy predecible. La capa de ozono se ha
destruido casi por completo. La contaminación ambiental
es un problema gravísimo en todo el mundo. Nadie se anima
a estar al aire libre por más tiempo de lo estrictamente
necesario, y aún así usan todas las protecciones
posibles. Utilizar algún vehículo de combustión interna
no sólo es ilegal, sino que es socialmente rechazado. En
este mundo catastrófico, tan cercano al cyberpunk, tan
común en las obras de Spinrad, existe 'The Big Board'. Se
trata de una super red, el cyberespacio del cyberpunk,
que contiene todo lo que se necesita, como educación,
noticias, finanzas. En esa red existen entidades
artificiales creadas como duplicados de la mente de gente
que a punto de morir vió en un duplicado digital la
posibilidad de una vida ilimitada. Estos duplicados
causan un sinnúmero de problemas legales. Por ejemplo, si
está todavía vivo el original, puede negarle todo derecho
al duplicado sobre su casa, propiedades, e incluso sobre
su propia existencia. Un duplicado digital no tiene más
derechos que una planilla de cálculo, o sea, ninguno, a
pesar de que son seres tan inteligentes y pensantes como
sus originales.
Marley Phillipe, uno de los protagonistas de la historia,
es una especie de hacker que debe meterse entre los
vericuetos de la red para buscar cosas que nadie más
puede encontrar. El prefiere presentarse como un
detective privado, pero la forma en que trabaja es la de
un hacker. Dentro de el 'underground' de la red, la parte
que nadie ve, hay una gran cantidad de duplicados
digitales de gente, que forman algo así como su propia
comunidad dentro del sistema.
Pero no todo es tan fácil como parece. Estar almacenado y
funcionando dentro de la red es algo que cuesta dinero,
algo que los duplicados no tienen. Si su original no pudo
preveer la forma de pagar por ese almacenamiento y tiempo
de proceso, poco puede hacer un duplicado para mejorar su
pocisión. Algunas personas venden parte de sus
'subrutinas' mentales para hacer sistemas de manejo de
transporte, por ejemplo, una versión muy reducida de la
mente original, y con lo que ganan con esa venta pueden
costearse su paraíso digital. Pero no todos tienen tanta
suerte.
Por otro lado, la Iglesia Católica se enfrenta con un
dilema importante. Está en medio de una discusión interna
sobre si los duplicados tienen alma, si pueden
considerarse realmente sucesores de sus originales de
carne y hueso. El Padre De Leone es uno de los
principales opositores de la teoría que le otorga un alma
a esos engendros digitales. El Papa de ese momento es el
primer Papa mujer de la historia. María I decide llevar a
cabo un experimento peligroso pero que de cuyo resultado
puede depender la popularidad futura de la Iglesia. Van a
crear un duplicado del Padre De Leone para que testifique
él mismo si tiene alma o no. Este acepta con la condición
de que se active recién después de su muerte, y que sea
destruido después de que se llegue a una decisión.
Después de la muerte del Padre, se activa su duplicado y
empiezan a interrogarlo para decidir cual es la postura
correcta. El problema empieza cuando este duplicado
desaparece y tienen que llamar a Marley para que lo
encuentre.
En el curso de su investigación descubre que existe algo
que se hace llamar el vórtice, que es la unión de una
gran cantidad de duplicados que no tenían un lugar en el
paraíso de datos oficial, y que tuvieron que apoderarse
de los rincones y huecos no usados para mantener su
existencia. Ellos son quienes, en una maniobra que
recuerda a algunas hazañas de los hackers más capaces,
robaron el duplicado de De Leone para hacer su propio
experimento. El problema de ellos es que, a pesar de una
falta de definición oficial, sienten que tienen un alma y
que necesitan alguien que los guíe 'espiritualmente' en
su vida digital.
Este vórtice, por su propia característica de ser algo
oculto, y de estar escondido en el propio corazón del
sistema, tiene suficiente poder como para controlar la
red y hacer con ella lo que quieran. Pero necesitan
encontrarle un sentido a sus 'vidas' o existencias, para
lo cual necesitan que el Padre De Leone, o su duplicado
digital, los guíe hacia una libertad tanto espiritual
como una libertad de sus ataduras con el mundo no
digital.
En definitiva, esta novela explota el viejo temor o mito
del 'fantasma dentro de la máquina', en este caso casi
literalmente, porque lo que puebla a la red son las
'almas' o mentes de gente muerta que ahora existe en
versión digital. Spinrad pretende hacernos ver, con
éxito, creo yo, que en cualquier contexto en que se
encuentren las personas, digitales, reales, o virtuales,
siempre va a surgir una necesidad de libertad, y una
necesidad de defender su existencia y su medio de vida.
Es justamente lo que sucede con los hackers, que crean su
propia sociedad underground entre las redes de
comunicaciones oficiales, y luego luchan para que no les
quiten esa comunidad virtual que crearon y que muchos no
saben entender.
Aldo B. Castelar es consultor en informática en varias
empresas, y se desempeña en el campo de las
comunicaciones y de la programación a bajo nivel. Tambien
es redactor de Virus Report. Ha cursado estudios no
formales en filosofía y en literatura. Puede ser
contactado en aldo@ubik.to