MARGINALES, POLICIAS Y POLITICOS
por Martín Salías
La verdadera y completa historia de la delincuencia en
las telecomunicaciones, desde Alexander Graham Bell hasta
nuestros días, contada por el maestro del Cyberpunk,
Bruce Sterling.
El Cyberpunk, como la mayoría de ustedes debe saber, es
originariamente un movimiento literario, una corriente
particular dentro de lo que es la ciencia ficción.
Surgido a principios de los '80, reunió a una serie de
escritores interesados en la alta tecnología y su impacto
en la sociedad, y que tenían como característica
distintiva una visión ácida y pesimista de este futuro.
Las historias compartían generalmente algunas
características con la novela negra, sobre todo en sus
ambientes marginales, sus tramas policiales y sus
personajes, típicos perdedores y antihéroes natos.
Así, esta literatura tuvo rápida respuesta entre quienes
vivían una realidad muy cercana a estas especulaciones,
los habitantes del underground digital y, sobre todo, los
mismos hackers. No es de extrañar, entonces, que la
palabra cyberpunk haya derivado en un sinónimo de
delincuente informático.
Bruce Sterling, autor de obras como "El chico
artificial", "Islas en la red", y compilador de
"Mirrorshades, la antología cyberpunk", fue y es aún hoy
el principal teórico e ideólogo del movimiento. Esta
relación, lejana en un principio, se hizo más estrecha a
partir de 1990 a través de una serie de hechos y
coincidencias.
Como vimos en el artículo "ATANDO CABOS" (Virus Nº 6),
durante el '90 se produjo el desenlace de una
investigación de más de dos años por parte del Servicio
Secreto de los Estados Unidos. En primer lugar fueron
confiscados los equipos de Craig Neidorf (alias Knight
Lightning), editor de la publicación electrónica PHRACK y
de la empresa Steve Jackson Games, una editora de juegos
de rol. En ese último caso, el motivo "visible" del
procedimiento fue la preparación de un nuevo juego: GURPS
Cyberpunk, cuyo manual, según los agentes federales,
sería una especie de "manual para el crimen por
computadora".
Sterling vive y trabaja en Austin, Texas. Steve Jackson
Games es una empresa instalada en la misma ciudad. Su
"crimen", parecía ser, básicamente, el de intentar
publicar un libro con la palabra Cyberpunk en la tapa.
Estas circunstancias preocuparon inmediatamente a
Sterling, quien no podía más que suponer que en cualquier
momento los federales golpearían a su puerta para
llevarse su procesador de textos. Ante esta perspectiva,
dejó de lado todos sus demás planes y comenzó una
investigación periodística que desembocó en el libro que
vamos a comentar: The Hacker Crackdown.
Lo que se inició como una forma de autodefensa terminó
siendo uno de los más elaborados y lúcidos análisis sobre
los problemas del cyberespacio. De allí su subtítulo,
"Ley y desorden en la frontera electrónica".
La obra, dividida en cuatro partes, comienza con
"Rompiendo el sistema", en la que el autor nos cuenta la
historia del cyberespacio desde su origen, el invento del
teléfono por parte de Alexander Graham Bell, los
conflictos e intereses que suscitó en su tiempo y cómo
finalmente se convirtió en un servicio "universal", y
cómo la Bell Telephone se convirtió en una
superestructura de poder político y económico regulada
desde el estado. Sterling explica cómo fue fundamental la
integración con la gente y cómo se formó una gran
comunidad entre los que trabajaban al servicio de la
compañía telefónica. Toda esta historia, que pareciera
excesiva para los fines del libro, resulta ser
fundamental para entender cómo la integración de la red
telefónica cambió el mundo, y cómo surgió, a partir de
allí, una cultura marginal.
La segunda parte está dedicada, especificamente, al
"Underground digital", y explica cómo surgieron los
primeros usos ilegales del teléfono, de los que
devinieron el phreaking y el hacking, y como, con el
advenimiento de las computadoras personales y los modems,
comenzaron a proliferar los BBSs y las redes, creando
verdaderas comunidades virtuales, con características y
comportamientos totalmente novedosos.
Con lujo de detalles, el autor nos cuenta el surgimiento
de las publicaciones electrónicas y la formación de los
grupos de élite entre los hackers, hasta llegar a
convertirse en un problema para el establishment. Surgen
entonces los BBSs anzuelo montados por los servicios de
inteligencia y las primeras redadas y persecuciones,
hasta llegar a la larga y compleja historia del documento
E911 sobre el servicio de emergencias que por primera vez
es explicado con todas sus implicancias. Sterling le
sigue el rastro desde el momento en que The Prophet, uno
de los más prominentes miembros de la Legion of Doom, lo
copia de una computadora de la Southwestern Bell, lo
guarda en un nodo en Internet bajo un nombre falso y lo
envía a Knight Lightning, quien decide, después de varios
recortes, publicarlo en Phrack. Pero es aquella copia en
Internet la que es descubierta, y siguiendo un camino
tortuoso de envíos de una punta a la otra del país llega
finalmente a manos del Servicio Secreto, que sin embargo
no toma cartas en el asunto hasta un año después de la
publicación.
Es a través de esta extraña cadena de pasajes e
investigaciones que se llega finalmente hasta Steve
Jackson Games, y la orden de confiscar sus equipos, como
se sabría mucho más tarde, se debía a una pesquisa sobre
la supuesta conspiración en torno a este documento, y no
al mentado juego cyberpunk. Pero eso es otra historia.
Esta relato se comprende mejor a través de la tercera
parte del libro, "Ley y Orden", que nos interna en la
historia, las motivaciones y los métodos de los oficiales
de la ley a cargo del delito informático. Aquí se explica
el por qué de la intervención del Servicio Secreto, cuya
función más conocida es la de proteger al presidente,
pero que también está encargado de perseguir a los
falsificadores de dinero y estafadores por medio de
valores, bonos, etc. La conexión con el hacking comienza
con el fraude con tarjetas de crédito y el abuso de
códigos telefónicos de larga distancia. Como éstos son
considerados dispositivos de crédito semejantes al
efectivo, el Servicio Secreto termina finalmente asignado
a la prosecución de todo crimen relacionado con ellas.
Pero la explicación no puede condensarse en unas pocas
líneas, cuando Sterling la desgrana en más de setenta
páginas. En ella explica la historia y el presente,
entrevista a muchos de los más importantes
investigadores, e incluso pasea por el FLETC, el centro
de entrenamiento de los agentes federales, y nos pone al
tanto de los mecanismos de seguimiento y los esquemas
legales de prosecución de este tipo de crímenes.
La cuarta y última parte del libro está dedicada a "Los
Libertarios Civiles", grupos surgidos de la comunidad
electrónica, preocupados por la incumbencia de todos
estos procesos sobre las libertades privadas y de
expresión.
Cuenta la historia del WELL (Whole Earth 'Lectronic
Link), una especie de gigantesco BBS con conferencias de
todo tipo y alcance internacional, en donde se nuclea
gran parte de la comunidad electrónica de vanguardia, la
bohemia tecnológica. Posteriormente, a través del
desarrollo del juicio a Knight Lightning, nos enteramos
de los pormenores de la formación de la EFF (Electronic
Frontier Foundation), el más activo de los grupos
políticos de trabajo sobre legislación y derechos del
cyberespacio, incluyendo la trayectoria de sus
fundadores, John Perry Barlow, un vaquero letrista de The
Greatful Dead, la legendaria banda de rock, y Mitch
Kapor, el fundador de Lotus Corp. y co-autor del
famosísimo 1-2-3, al que Sterling entrevista
personalmente. Finalmente, nos habla de CPSR (Computer
Professionals for Social Responsability), una asociación
totalmente desestructurada de profesionales del medio
informático encargada de educar y prevenir sobre el uso
adecuado y ético de esta tecnología, quienes en febrero
de 1991 convocaron en un gran evento a todos los
intervinientes de esta "saga": los mismos phreakers y
hackers, los agentes de la ley, abogados, políticos,
integrantes de agrupaciones civiles como la EFF y la
misma CPSR. Todos ellos se reunieron y debatieron en una
larga serie de charlas con las que Sterling (también
participante) cierra su monumental trabajo, describiendo
la increíble atmósfera producida por situaciones tan
extravagantes como hackers sentados en las mesas de los
bares discutiendo, entre cerveza y cerveza, con los
policías que tiempo atrás los habían procesado.
En resumen, este libro es quizá uno de los más
importantes que se han escrito sobre el tema que nos
convoca. En él encontraremos referencias y anécdotas
constantes sobre viejos conocidos que ya forman parte de
una especie de leyenda, como Terminus, Steve Wozniak,
Erik Bloodaxe, El Chaos Computer Club, La Legion of Doom,
Clifford Stoll, Dr. Ripco, The Eavesdropper, Tim Foley,
Fry Guy, William Gibson, Emmanuel Goldstein, Abbie
Hoffman, Jaeger y Pengo, Kyrie, The Leftist, Lex Luthor,
Los Masters of Deception, The Mentor, Phiber Optik,
Predat0r, Scan Man, Taran King, Gail Thackeray, Urvile, y
muchos otros a los que, indefectiblemente, seguirán
viendo aparecer los lectores de esta columna.
The Hacker Crackdown
Law and Disorder on the Electronic Frontier
Bruce Sterling, 1992.
Edición de Bantam Books (en inglés), 328 págs.