INTEGRANDO EL FUTURO
por Martín Salías
Una novela de 1974 que habla sobre una sociedad entera
conectada en red entre sí y con enormes bancos de datos,
a nivel directamente cerebral.
Casi una década antes de que William Gibson acuñara el
término cyberespacio, las ideas motoras de la literatura
cyberpunk ya aparecían en la ciencia ficción.
Esto sucedía sobre todo con ciertos autores como John
Brunner, Phillip K.Dick y Norman Spinrad, quiénes
utilizaban en sus novelas ideas relacionadas con el
desarrollo futuro de la informática, la biotecnología y
las realidades virtuales.
Spinrad es un caso claro. En su obra habla constantemente
del efecto de los medios masivos de comunicación sobre la
sociedad, haciendo especial hincapié en las derivaciones
tecnológicas de éstos, como la televisión interactiva y
las redes de comunicaciones.
En la novela corta sobre la que hablaremos en este
artículo, "Jinetes de la antorcha", escrita en 1974,
Spinrad vierte un montón de conceptos que más allá de no
ser del todo novedosos, son tratados en una forma
absolutamente original para la época.
"Jinetes..." está situada en un futuro muy lejano, en el
que la humanidad ha debido abandonar la Tierra ha causa
de la destrucción de su ecología. En busca de un nuevo
hogar, construyen gigantescas naves espaciales y
comienzan a deambular por el espacio. Luego de varias
generaciones, construyen nuevas naves, las "antorchas"
del título, basadas en un tubos de propulsión que se
alimentan mediante una gigantesca draga que recoge los
átomos de hidrógeno dispersos por el espacio.
Esta idea no es descabellada, y de hecho, es una teoría
científica seria, elaborada por R. W. Bussard en los
sesenta, sobre la forma de realizar viajes interestelares
a velocidades cercanas a la de la luz. El único límite
tecnológico actual para ponerla en práctica es que no hay
forma de construir el "embudo" de unos cien kilómetros de
diámetro necesario como colector, pero ese es un punto
aparte.
La idea importante de Spinrad sobre este mecanismo de
propulsión es que la sociedad que él imagina aprovecha el
material colectado no sólo como combustible, sino también
como materia prima para elaborar, en base a la fusión,
todo tipo de elementos.
Pero esto no termina allí. Lo más interesante de la
narración es el comportamiento de esta extraña humanidad
ambulante. Una vez solucionados los problemas de
abastecimiento y habitabilidad, ésta comunidad comienza a
sufrir los enfrentamientos que históricamente han marcado
la historia humana. Pero en ese momento surgen, como un
mecanismo de comunicación, los transceptores sensoriales,
primero bajo la forma de una corona, y luego como
implantes craneales.
Y aquí llega lo más jugoso. Todos los ciudadanos están
conectados a la red basada en los bancos de memoria
centrales a nivel puramente cerebral. Esto les permite
tener una especie de help on-line sobre cualquier tema,
acceder instantáneamente a cualquier tipo de información.
Y, por supuesto, comunicarse. Es lo que llaman la
integración. Cualquiera puede "integrar" a otro,
comunicándose no sólo palabras e imágenes a distancia,
sino también sensaciones.
Esta idea es poderosísima, y no es un absurdo para nadie
que se haya detenido a pensar en el posible desarrollo
combinado de las telecomunicaciones, la tecnología de
realidad virtual y la neurología.
Spinrad inventa, incluso, una nueva forma de espectáculo
basada en este medio, el "senso". De hecho, el
protagonista de la novela, Jofe D'mahl, es el mayor
artista del "senso". Como si fuera un director de cine,
D'mahl se dedica a elaborar shows interactivos donde el
espectador es sumergido en una trama en la que es
participante a través de diversos puntos de vista,
jugando distintos papeles dentro del hilo conductor de la
historia. Dentro de la novela misma, participamos de dos
de las obras de D'mahl, narradas en segunda persona,
siendo el lector el protagonista de los sucesos.
Todo esto, sin embargo, no es más que el marco dentro del
cuál se desarrolla el argumento, que tiene un sentido
propio y una historia independiente, la historia de la
"Migración" y la búsqueda de un nuevo mundo. Pero la idea
de la integración es abrumadora por sí sola.
Hoy en los Estados Unidos se está proyectando para dentro
de unos pocos años la SuperNet, una especie de macro-
expansión de la Internet actual, la red de
telecomunicaciones a nivel nacional. La discusión del
momento en los niveles del gobierno es si se llegará con
el tendido de fibra óptica hasta las casas de los
usuarios o hasta las centrales locales, y desde allí se
seguirá utilizando el alambre de cobre de las
instalaciones telefónicas normales. A esto debe sumarse
la forma en que se extienden los canales de televisión
por cable, muchos de los cuales ya son interactivos, es
decir que aceptan ingreso de información por parte del
espectador, aunque esto se utilice por ahora mayormente
para sistemas de compra a distancia.
En nuestro país ya hay proyectos para instalar canales de
televisión interactiva y en la medida en que las líneas
telefónicas mejoren las redes de datos también comenzarán
a prosperar. Muy pronto tendremos por aquí, bajo la forma
de un entretenimiento, los primeros cascos y guantes
(data-glove y data-helmet) de realidad virtual.
La conjunción de todos éstos elementos nos acerca cada
vez más al paisaje de la literatura cyberpunk, por hablar
sólo de uno de sus tópicos.
Sin embargo, como vemos, éstas ideas no son nuevas. Hace
veinte años (más también), había gente que ya las tenía
en mente. Lo fundamental es que aprovechemos todas estas
especulaciones para prepararnos para un futuro que avanza
vertiginosamente, y que sabemos que conlleva efectos
traumáticos si no se planifica con cuidado.
Solamente pensemos en lo que podría significar en una
sociedad como la de "Jinetes de la antorcha" un virus
informático o un hacker malicioso o presionado, como
suele suceder, a la clandestinidad por culpa de una mala
regulación y un "no saber cómo" reaccionar como sociedad
ante estos cambios repentinos de la tecnología que
afectan tan directamente a nuestra cultura.
Finalmente, la obra de Spinrad, y la de muchos otros
autores de ciencia ficción, más allá de que el tiempo
confirme o invalide sus especulaciones, nos sirven para
plantearnos los problemas con que podemos llegar a
enfrentarnos, problemas que pueden llegarnos dentro de
mucho tiempo, o estar a la vuelta de la esquina.
"Jinetes de la Antorcha"
(c) 1974, Norman Spinrad
Ediciones B
Colección Libro Amigo Ciencia Ficción
194 páginas.
Título original: Riding the torch