El delito informatico sin computadora
Por el Lic. Juan Santa Ana
En la historia que veremos a continuación se puede
comprobar como ni siquiera es necesario ser operador, ni
estar cerca de la computadora para cometer un ilícito,
ayudado por la carencia de seguridad.
En los sistemas desarrollados en Argentina durante la
década del 80, la seguridad solo pasaba por el resguardo
de los datos, la confiabilidad de los procesos, como así
también de las copias de seguridad, no tomandose
prevenciones en lo que hace a maniobras dolosas. Si bien
se usaban claves de seguridad, lo que no se hizo fue
concientizar al operador sobre la importancia de ellas, a
tal punto que en algunos lugares las he llegado a ver
colgadas en la pared, pegadas los teclados, o anotadas en
los tacos de recordación.
En los 90, a raíz de los distintos hechos delictivos, la
confianza se fue perdiendo y recién ahora se está
tratando de prevenir los ilícitos con cruce de
información y auditorías internas y externas.
La historia que les voy a relatar demuestra como ni
siquiera es necesario estar cerca de una computadora, ni
saber sus claves para cometer un ilícito, luego de que el
usuario encuentre la falla en el sistema.
Fernando era Cajero de una sucursal en Capital Federal de
un pequeño banco del interior del país, la casa central
del mismo se encontraba en la provincia de origen, como
así también el centro de computos.
La tarea del Cajero se desarrollaba en forma normal y
como a toda persona que realiza dicha función, se
condimentaba con algunos sobresaltos por faltantes de
caja o distintos tipos de reclamos. Uno de estos reclamos
le cambió su vida.
Toda la información de los cheques depositados y el
clearing se procesaba en la casa central del banco,
enviandose listados a la sucursal de capital la nomina de
los que estaban listos para ser pagados.
Un día un cliente se presento reclamando que había
depositado un cheque y que todavía no estaba acreditado,
a pesar de haber transcurrido el tiempo previsto,
mostrando como constancia la boleta de deposito sellada.
Para ver el origen del problema Fernando comenzó
verificando el listado de las boletas de deposito de
cheques que era remitido a la central junto con los
cheques y otro listado paralelo donde se especificaban
los valores enviados.
En teoría las boletas de deposito tenían que ser iguales
a los cheques remitidos. Pero en este reclamo el importe
no fue acreditado porque el cheque depositado no se
colocó en el listado de las boletas de deposito y era por
este último donde se cargaban al sistema. Fernando llamo
a Casa Central y continuó las averiguaciones con el
objetivo de solucionarle el problema al cliente, y así se
enteró de que si los cheques ingresados no recibian
novedad del clearing a las 48 horas, el sistema los
consideraba disponibles para el pago.
El Cajero en cuestión no entendía como no se cotejaban
los listados de las boletas de depósitos con los cheques,
elementos que eran enviados a la Casa Central al mismo
tiempo. Tal error le dio una idea, ¿Qué pasaría si esta
vez mandaba una boleta de deposito y omitia el cheque?.
En teoría el resultado podía ser: que del listado sería
cargado en el sistema de computación el cheque
inexistente, y por tal motivo nunca recibiría impugnación
alguna, quedando acreditado a las 48 horas.
Previo a realizar la prueba, este empleado infiel
verificó el circuito administrativo del sistema,
constatando si todo era como parecía o existía algún
control que ese cheque no acreditado por error lo hubiera
salteado. Pero llego el día, estaba casi seguro que no
había otra constatación y por lo tanto realizó una boleta
de prueba con un cheque de poco valor, total en todo
caso, podría ser un error. Luego de 48 horas el cheque
apareció acreditado a la cuenta de un cliente, el que
jamás dijo nada, quizás no se dio cuenta o solo acepto el
regalo.
Una vez constatado el proceso, se hacía necesario tener
un complice, por lo tanto buscó un amigo para la
esforzada tarea que tendría buenos dividendos. Así fue
que Pedro, amigo de Fernando, y que nadie conocía en el
banco se presento a depositar el cheque para su cobro,
teniendo que esperar 48 horas para que se acredite y en
el tiempo previsto el dinero fue cobrado.
Con el tiempo, como sucede en esta clase de delitos, los
autores se endulzan y la frecuencia aumenta, como así
también los montos, entonces las visitas fueron más
frecuentes y las cifras mayores. Todo era perfecto. Pero
existió un reclamo que le abrio las puertas y fue otro
reclamo el que se las cerro.
Un cliente se presento a reclamar a otro cajero que no le
habían acreditado un cheque, por eso a éste empleado le
fue necesario revisar los listados de los cheques
remitidos y el de las boletas de depósitos, y se dio
cuenta que no coincidian los cheques con las boletas.
Como la maniobra era tan frecuente, interpreto que no se
trataba de un error, aviso a gerencia y continuo la
búsqueda, al finalizar la cifra de los cheques
inexistentes era millonaria, y en ese momento fue cuando
las autoridades del banco se dieron cuenta que fueron
víctimas de una estafa debido a la poca seguridad del
sistema de procesamiento.
Fernando y su amigo, fueron denunciados ante la justicia,
el último nunca pudo ser localizado y el primero fue
excarcelado con la defensa de un caro abogado penalista.