-DON CABALLO 2-


Hola!, pues aqui os dejo con el resto de la segunda parte haber si sigue siendo tan mala como lo que llevais leyendo (no os quepa duda).

CUARTO INTERLUDIO
1
Los científicos observaron desaparecer a JR.
 -Ahora ha esperar un minuto. Dijo el historiador.
 -Si, eso espero.
 -¿Y ahora que hacemos?
 -Vamos ha hacernos pajas mientras esperamos.
Dicho y hecho, se posieron ha hacerlas, llevaban un rato gozando cuando apareció un resplandor atraves del cual aparecieron JR y suponían que el tipo que le acompañaba era don Caballo.
 -Bien venido seas. Dijo el historiador tendiendole la mano.
Don Caballo le escupió en la mano.
 -Dejate de putadas y mamonadas y donde están esos aliens que tengo que dar por culo.
Todos se quidaron acojonados al oir esas declaraciones.
 -¡Achis! Uno de los científicos estornudó, poco despues estaba muerto.
Todos miraron a don Caballo, esperando una respuesta.
 -Tuve que hacerlo, no me gustan las persona que replican.
 -Muy bien señorrr... muerto casi en el acto por don Caballo claro.
Los demás estaban otra vez pidiendo explicaciones a don Caballo.
 -No me gustas la personas olvidadizas, cojones.
 -Bueno, bueno, don Caballo, que persona es usted.
 .Uno con unos cojones muy grandes, desgraciao, y ahora contarme vuestro estúpido plan, o us mato a todos, asi que arreando que es gerundio.
 -Muy bien señor Caballo escuche atentamente.
Don Caballo le arrancó las orejas.
 -Ahora tu vas ha escuchar mejor, me llamo don Caballo, no señor Caballo.
 -Muy bien, don Caballo, escuche atentamente.
Don Caballo se sentó y por supuesto no ecuchó atentamente, se puso a mirar a las moscas.
2
Don Caballo se comió una mosca. Todos lo científicos que observaron la acción de don Caballo se quedaron achorrados.
 -Bien, ha entendido todo lo que le he dicho. Dijo el desorejado.
 -¿Perdone?
 -Que si ha entendido todo.
 -No, y no me ha dado la gana de escucharte, porque me das asco y tengo ganas de matarte, desde que he venido aquí me he fijado en ti, y me dije que ese tipo es idiota, será mejor que le mates, y encima ahora me cuentas yo que se de unos extraterrestres de que han colonizado la Tierra y no se que hostias, me caes mal, muy mal, lo sabias, tu no serás nazo, porque si no lo eres te mato, te juro que te mato, joder, me cago en tu puta vida, ¡camarero otra cerveza!, haber ¿a quien le tocaba repartir las cartas?
 -Perdon, pero no estamos en un bar. Dijo otro que al parecer era idiota, porque si no me explico como puede dirle eso a don Caballo.
 -¡Como? Dijo don Caballo. – Repite la frase, pero alreves.
 -Rab un ne somatse on nodrep. Dijo el tipo.
 -Muy bien, venga todos un aplauso. Dijo don Caballo y todos aplaudieron con entusiasmo, porque tenían mucho miedo de don Caballo incluso uno dijo ¡bravo!
 -¿Quién ha dicho bravo? Dijo don Caballo mirando alrededor.
 -Yo. Dijo uno.
 -¡Un paso al frente! Dijo don Caballo.
El tipo lo intentó, pero la verdad es que no pudo dar un paso al frente, porque le faltaban las dos piernas a causa de un accidente que tuvo hace mucho.
 -Lo siento, pero no puedo.
 -Te atreves a negarme una orden y encima no cumplirla. Dijo don Caballo.
 -Uuuuuuuhhhh. Dijeron los demás científicos.
 -Ven pa ca.
 -Y el tipo vino en su silla de ruedas.
Don Caballo le tiró de la silla de ruedas y se la jodió completamente.
 -Ahora nos vamos a ir de aquí, y tu o andas y nos sigues o aquí mueres cacho cabrón, tu decides.
Y asi lo hicieron, los pocos científicos que quedaban y don Caballo se fueron y dejaron al pobre desgraciao ese alli, solo, nunca más lo volverían a ver.
 -Cuando ya habían caminado unos 200 km y habían muerto unos cuantos, don Caballo dijo.
 -Ya estamos lo suficientemente lejos del tipo ese, haber por donde iba.
 -Me iba a matar a mi, porque me tenía mucho asco.
 -Es cierto. Dijo don Caballo. – Eres un tipo con cojones, me gusta tu sinceridad, por eso te voy ha hacer sufrir mucho más que antes y te vas a joder, payaso, tumbate en el suelo.
El tipo se tumbó en el suelo y don Caballo le fue cortando trocito a trocito empezando por los pies, hasta que el tipo to jorobado murió.
 -Muy bien, un mamón menos, subnormales. Dijo don Caballo. – Haber, que teneis pensado hacer para desaceron de los aliens rápidamente y que yo pueda volver a casa, para matar y asesinar despiadadamente a más gente.
 -Muy bien don Caballo, este es nuestro plan. Dijo el historiador.
3
 -Armaremos la hostia de jaleo. Empezó el historiador. – Usted estará con nosotro y... Puñetazo en todo el estómago por parte de don Caballo.
 -Me gustaría que me tutearas. Dijo don Caballo.
 -Muy bien... tu estarás con nosotros y en... puñetazo en el estómago.
 -Pero que falta de respeto es esta, si casi no nos conocemos y ya me tratas de tu, a que te mato, so empollón. Dijo don Caballo.
 -Entonces, ¿cómo le llamo?
 -Don Caballo, payaso.
 -Digo como le trato, de tu... puñetazo en la barriga,... oooo deeeee ustedddd... otro puñetazo en la barriga, el historiador vomitó.
 -Pero de que mierda estás hecho, te hago cosquillas en la barriga y vomitas, cacas, que eres un cacas. Dijo don Caballo. - Por cierto ¿de que estabamos hablando, de la reproducción de la marta sabática?
 -Como le trato. Insistió el historiador medio recuperado.
 -¿A que te parto? Dijo don Caballo estrañado. – Has dicho “a que te parto”, todos lo habeis oido. Dijo mirándolos a todos.
Todos los científicos se apresuraron a decir que no, que no habían oido eso.
 -Lo que ha dicho. Empezó a decir JR. . Es que como le trato, de tu... puñetazo en la barriga. -  O deeee mmmmm usted. Dijo JR muy rápido y apartándose a toda hostia, pero no se libró del puñetazo en la barriga, claro.
 -Pues, me gustaría que me llamaseis, don Caballo y me tratarais de vuestra excelencia.
 -Muy bien, excelencia. Empezó el historiador, tocándose la barriga. – Como decía, armatemos la hostia de jaleo y su excelencia, don Caballo estará con nosotros. Tarde o temprano aparecerán los extraterrestres... puñetazo en la barriga.
 -Se dice aliens. Dijo don Caballo. – Joder que la palabra es más corta y asi al escritor no le jode tanto escribir en la máquina “extraterrestres”.  Y añade a esta pequeña frase el comentario siguiente: “Los calculos originados por la negociación de un efecto documentado son exactamente iguales a los de la negociación de un efecto normal, siendo la única diferencia que existe, una comisión documentaria”, entendido.
 -Pero...
 -Lo copiará 200 veces. Dijo don Caballo.
 -¿No?
 -300.
 -Por favor.
 -¿Qué quiere fuego, tome?
Y don Caballo le encendió un cigarro.
 -Muchas gracias, como decía tarde o temprano aparecerán los extr... digo aliens y entonces aparecerá don Caballo y los matará a todos.
 -Uno por uno. Dijo don Caballo. – Ya que hago esto gratis, quiero disfrutar.
 -Muy bien, como quiera, está todo entendido.
Si oyó un si general, menos don Caballo que dijo que no.
 -Que es lo que no entiendes.
 -Lo de que cumplen la misión de reunir los fondos improductivos para ofrecerselos a quines lo quieran emplear en el desarrollo de la economía.
 -¿Cómo?
 -Que no hombre, tranquilo. Le dijo don Caballo dandole unas palmaditas en la espalda, bueno unas palmaditas no exactamente, digamos que le dislocó el hombro. – Que estaba de chunga, que si que lo he entendido ahora a joder a los extr.. aliens.
 -Con tranquilidad, su excelencia, todo a su tiempo. Dijo el historiador.
4
Don Caballo se fue a comer, bueno no comió, cagó y lo cagado se lo comió otra vez.
 -Cual es la causa de su extraña conducta. Dijo uno de los científicos.
 -Tu cara. Dijo don Caballo.
 -¿Perdone?
 -Perdone usted. Dijo don Caballo y entonces sacó una muñeca del bolsillo y se la enseñó y dijo:
 -Ves esta muñeca.
 -Si.
Le metió los dedos en el ojo.
 -Y ¿ahora?
 -Con dificultades.
Le metió la muñeca en el boca y dijo:
 -¿La ves ahora?
 -Nozzzz.
 -Traga cabrón, traga.
Y el científico tragó, pero como es logico no le sentó muy bien.
 -Bien y ahora que todos hemos comido. Lo dijo mirando al comemuñecas. – Ya podemos ir a por los extra... digo aliens.
 -Ahora el problema es como atraer a los aliens, digo extraterrestres... pum puñetazo en la barriga.
 -Que te he dicho que no digas extraterrestres... pum puñetazo en la barriga que le metieron a don Caballo. - ¿Quién a sido el desgraciao?
 -Lo siento, como no podemos decir extraterrestre, porque le jode al escritor escribir extraterrestres, pues le he dado por decir extraterrestre.
 -Acerquese y doble la cintura.
El científico lo hizo y don Caballo se bajó los pantalones y le echó un buen mendrulo en toda la colleja.
 -Pero, ¿qué es esto? Dijo el científico.
 -Es un nuevo perfume, se llama “Jo de te”
 -Mierda.
 -No, es mi colonia preferida y ahora te voy a dar otra muestra para que la pruebes.
Don Caballo se cagó en la mano y le metió la mierda por la boca.
 -Asi, mastica, mastica, mastica y ahora traga.
Y el científico tragó.
 -Bueno, ya su propuesta de cómo atacar a los ex... aliens. Dijo don Caballo. – Yo primero le respondo que yo nunca tengo problemas. Esta frase la acompañó con un pedo. – Y segundo, no tengo ni puta idea que hacer, pero seguro que el invecil este tiene un buen plan.
Señaló a uno que estaba mirando a las hormigas con una lupa, el tipo levantó la cabeza y dijo:
 -¿Y-y-y-y-yoooo?
 -Me cago en la hosita, si, pedazo de maricón.
 -Bueno, yo creo que podíamos hacer una especie de motín, con pancartas y con altavoces de esos antíguos con los que se escuchaba musica hace la hostia, decimos frases que rimen y todas esas cosas, insultando a los extraterrestres... pum puñetazo en la barriga. - ¡Hay!, digo a los aliens, creo que con eso por lo menos se acercarán a donde nosotros, ¿qué os parece? Concluyó el mirahormigas.
 -Creo que te voy a matar. Dijo don Caballo. – Es una de la ideas más estúpidas que eh oido en los últimos años, tu debes sufrir y mucho, cabrón.
Acto seguido le cogió de la nariz ly le arrastró un ratito solo, tan solo un par de horas, cuando don Caballo se dio cuenta de que misteriosamente y sin motivo albuno ¡sangraba por la nariz!, le soltó y entonces le subió a los hombros y le empezó a dar vueltas hasta que vomitó el hígado.
 -Parece que te ha sentado más la comido.
 -Dejeme por favor.
 -y ¡encima me lo pide por favor!, señoras y señores, esto es un hombre, es el hombre. En un principio. Continuó don Caballo. – Dios creó la Tierra, y vió que esto estaba bien, después creó la luz y la oscuridad, y asi aparecieron los días y las noches, y Dios vió que eso también estaba bien.
Después de decir estas perturbadoras palabras moqueó en el cogote al tipo.
 -Veis esto. Dijo don Caballo. – Esto es la vida, esto es Dios. Y acto seguido vomitó encima del tio.
 -Esto es el cuerpo y la sangre de Cristo nuestro señor. Dijo señalando la pota.
Entonces se puso delante del tio y le dio tal puñetazo al tipo que le atravesó el estó mago y apareció su mano por detrás, despues sacó el brazó y el tipo se arrodilló.
 -¡Me duele, me duele! Dijo el tipo.
 -Sufre mamón, devuelveme a mi chica o te llenare el depósito de polvos pica-pica.
 -¿Cómo?
 -Comiendo con la boca abriendo.
Entonces el tipo abrió la boca y don Caballo le metió la bota, que por supuesto estaba llena de moñiga.
 -Chupa, chupa, cabrón. Dijo don Caballo.
Al parecer el tipo no aguantó más y murió, y don Caballo al mismo tiempo se limipió la bota, algo es algo y ¡además gratis!
 -Bueno, creo que no era para tanto. Dijo don Caballo. – Incluso si lo miras bien, el plan era bueno, muy bueno, cojonudo, como si sería del Equipo A. Creo que al final haremos este plan.
 -Muy bien excelencia. Dijeron todos, peloteando.
5
Escuchándose de fondo la canción del Equipo A, (esa tan cutre con guitarras) don Caballo y los pocos científicos en condiciones que quedaban para continuar el plan, estaban sentados alrededor de una mesa, discutiendo la manera de hacer el plan.
 -Tengo ganas de comer hormigas. Dijo don Caballo, que por supuesto comió hormigas, con nata ademas.
 -Joder, que ricas están las muy guarras, como crugen en mi boca. Don Caballo tragó las hormigas y dijo:
 -Ya se como vamos ha atraer  los inveciles de los aliens. Miró a todos los asistentes que no demostraban mucho interés en sus plabaras, don Caballo además observó que uno estaba colgado de la lámpara , otro eruptaba continuamente, otro pintaba una pared con Titanlux utilizando como brocha un cepillo de dientes, a don Caballo  le pareció una falta de respeto y dijo:
 -Me cago en vuestras putas madres, monos del desierto, o me escuchais u os hago tragar esto. Todos observaron lo que don Caballo sacaba del bolsillo, no podía ser, les parecía algo increible, lo que tenían ante sus ojos era una lija del siete. - ¿Entendido?, cojones. Terminó don Caballo jadeando y sacando una especie de moco verde por la boca.
 -Siiiiii. Dijeron todos al unísono.
 -Decirme, ¿qué soys?
 -Monos.
 -Monos de que.
 -Del desierto.
 -Que más.
 -Mi señor.
 -Muy, asi me gusta, y ahora escucharme atentamente mi plan.
De fondo volvió la canción del Equipo-A.
 -Correremos hasta un desierto. Todos le miraron como si estaría loco. – Bueno, quiero decir que viajaremos al desierto más cercano en esa mierda, o cheche espacial de los cojones, después sacaremos los pedazos de altavoces, que tenemos que por supuesto que mangar, asi que ya os veo iendo a Lupa y mangando unos, gilipollas, también quiero un microfono o mejor unos cuantos, y cuando todo esté conectado gracias a esa nueva electricidad que teneis que no va por cables, ¿cómo se llama?
 -Mamontricidad. Dijo uno de los científicos.
 -Eso mamóntricidad, pues sin ningún problema podremos insultar a los extraterrestres, si quereis podeis dejar de mi mano eso de los insultos, ya vereis como vienen echando chispas, joder, sin problemas, non problems.
 -Veo un problema, mi excelencia... pum puñetazo en la barriga. Dijo uno de los científicos, que en mi opinión estaría completamente loco.
 -¿Cuál es el problema, caraculo? Dijo, como no, don Caballo.
 -Tu cara pyaso... que no que es broma. Don Caballo ya se disponía a desmenbrar al científico, pero no lo hizo, la verdad, me preocupa este chico, ya no mata, ni asesina como antes, ¡hay que joderse!
 -El problema está en como encontrar unos micrófonos, en esta época se usan los macacofonos, son tan pequeños que no se ven ni con lupa, pero  no tienen la misma potencia que los micrófonos antiguos.
 -Payaso, pues en un museo. Dijo JR. – No te acuerdas de que antes que vinieran los extraterrestres... pum puñetazo en la barriga... – Dijo los aliens, había un museo del siglo. XX y XXI, hostias.
 -Es verdad.
 -Pues a por ellos o te arranco los huevos tan rápido que no verías y nisiquieras sentirías que te los había arrancado.
 -Vale, vale, ya me he enterao.
 -Pues arreando, yo os espero haciendo unas cuantas torturitas al payaso este. Esto lo dijo poniendo la mano en el hombro de uno que tenía alado.
 -Y yo que he hecho.
 -Respirar demasiado fuerte, mamón, pues que vas ha haber, tus nacido, ¿no?
 -si.
 -Pues eso es ya una autentica putada para todos, asi que te jodes y ha sufrir, que cuando uno nace, sabe que muere, con dolor, jodido, acobronazado, ajilipollado, aputanado, cabreado, puteado y por cierto muerto tambien.
 -Joder tio, tu eres la hostia.
 -Lo se, guapetón, dale un beso a tu mamaita. Don Caballo abrazó al tipo.
6
JR y los demás fueron a por los altavoces y lo micrófonos. Mangar los altavoces no les costó mucho, porque Lupa estaba cerrada desde hacía mucho tiempo, por causa de los extrat... digo aliens, estos tipos saquearon y mataron a las cajeras y a los guardias de seguridad, dejándolo todo muy jodido, asi que se encontraron el Lupa con las puertas abiertas y con todas las cosas a su disposición, sacaron los mejores altavoces, y se fueron al museo, el museo si estaba cerrado, asi que con una piedra rompieron un cristal y empezó a sonar una alarmaj. Les daba igual que sonara o no la puta alarma, ya no había nadie para escucharla, ¿nadie?, bueno si, si que había alguien.

QUINTO INTERLUDIO
1
 -Mi señor, hemos escuchado una alarma que procede de la Tierra. Dijo Escorbuto.
 -¿Cómo?, no puede ser, yo pensaba que había eliminado a todos los humanos. Dijo Anormalmente Anormal.
 -Eso también lo creia yo, pero al parecer quedan unos pocos, seran unos inútiles, yo creo que no nos darán problemas.(ja, ja, ja)
 -Sean inútiles o no, hay que acabar con ellos, es una apuesta que he hecho con Opuscupiendo, o mato a todos los humanos o le pago dos prectos y medio y medio docena de platanos.
 -Y si gana usted. Dijo Escorbuto.
 -¿Si gano yo?, pues si gano yo, gané, y como gané, vencí y como vencí lo conseguí, y como lo conseguí lo logré... aaaaaaaah, no puedo más, no puedo, sacame una foto por favor...aaaaaah. Dijo jadeando Anormalemente Anormal.
 -Tome su pastilla. Dijo Escorbuto. – Se está poniendo nervioso, tranquilicese.
Escorbuto le dio su medicina a Anormalmente Anormal y dijo este:
 -¡Hay que matarlos!
 -¿Por qué? Preguntó Escorbuto muy intrigado.
 -Por la apuesta, payaso.
 -Es verdad, ahora mismo mando una naves hacia donde procede el sonido a acabamos con todos esos inútiles.
 -Eso espero, por su bien, Escorbuto.
 -Descuide, mi señor.
2

  -Ya has encontrado los micrófonos.
  -Pues si aquí tengo unos cuantos, espero que funcionen, están viejísimos.
  -Eso lo esperamos todos, por nuestro bien, estoy deseando destruir a todos esos... aliens y que se vaya de una puta vez ese cabrón de don Caballo que nos está tocando yo creo que mucho los cojones.
 -Bueno si, pero que apoyarlo, los que sobrevivamos de sus paranoyadas, podremos vivir felices en la Tierra, y ahora venga ha llevar los altavoces y los a don Caballo, espero que esto funcionen.
Recogieron todo y empezaron a andar, hacia donde estaba don Caballo.
3
A los cinco minutos en ese mismo lugar llegaron unas naves la hostia de cañeras, se parecían a las de “V”, si esas que disparaban rayos laser por delante y por detrás y que eran blancas, pues eso, que se parecían mucho.
 -Aquí no hay  de los humanos. Dijo Mammedov.
 -Se deben de haber ido ya, tendremos que seguir su rastro. Dijo Escorbuto.
 -Muy bien, señor, ¿aterrizamos aquí?
 -Por supuesto.
Las naves aterrizaron y empezaron a mirar a lo lejos haber si encontraban a los humanos, no vieron, ni oyeron a nadie, lo único que oían era  la puta alarma y al Fary.
 -¡Que alguien haga callar a ese trasto... cojones! Dijo Escorbuto.
 -Ahora mismo. Dijo Tu padre espía mjor que yo, tataranieto del famoso espía.
Tu padre espía mejor que yo echó un erupto a la alarma y esta de inmediato se apagó.
 -Buen trabajo, Tu padre espía mejor que yo.
 -Es mi boligación, yo siempre doy el 100% de mi, cabrón.
Entonces de la nave sacaron unos aparatos bastante extraños que los pusieron en el suelo, Mamedov empezó a mirarlos y dijo.
 -Se han ido en dirección norte, hace más o menos siete minutos.
 -Excelente, ya casi los tenemos. Dijo Escorbuto. - ¡A las naves todos!
Corrieron al interior de las naves y estas sin apenas ruido despegaron del suelo y empezaron a volar en dirección norte.
4
 -Joder, que quemada. Dijo JR.
 -Ya, este Sol nos va ha matar, menos mal que nos queda poco. Dijo el historiador.
 -Espero que esto funcione y atraigamos a los aliens, porque... JR notó un viento a su espalda y se dio la vuelta, a lo lejos vió las nves de los aliens. - ¡los extraterrestres... ¡ pum puñetazo en la barriga.
 -Mierda, vamos a correr, no estamos muy lejos de don Caballo. Dijo el historiador.
JR, el historiador y los demas empezaron a correr con los altavoces y los micrófonos a cuestas, gritando el nombre de don Caballo.
5

“Joder, que poco ha durado el mierdas este”, pensaba don Caballo mientras observaba la mano amputada del científico loco ese, empezó a mirar la mano por todos los lados, comenzaba a olerla cuando oyó su nombre, alguien le llamaba.
 -Joder, esto me recuerda a superman. Dijo don Caballo sonriendo.
Derrepento vió a lo lejos lo que el pensaba que serían, ¡Unas naves!, no estaba seguro, pero podían serlo, entonces lo comprendió, los científicos gilipollas esos estaban siendo atacados por los aliens, y estaba llamandole para pedirle ayuda.
 -Por fin, ya estaba arto de estar en el futuro, asi que a por los aliens esos y a casa que llueve.
Don Caballo soltó la mano y echó a correr hacia ellos.
Al rato se encontraron los científicos y don Caballo.
 -Que pasa payasos. Dijo don Caballo.
 -¡Los extraterrestres!... pum, puñetazo en la barriga. - ¡Hay digo los aliens! Dijo JR jadeando.
 -Los aliens nos han encontrado, nos están pisando los talones, te necesitamos.
 -Dejarmelos a mi, vosotros iros a un lado y dejar que las naves se acerquen, que ya vereis que show.
Y asi lo hicieron los científicos, corrieron despaboridos a esconderse y don Caballo se puso bien a la vista con los brazos en cruz y gritando:
 -¡Maricones!
6
 -Ya casi los tenemos. Dijo Mammedov. – En breves momentos vamos a estar encima de sus cabezas.
 -Perfecto. Dijo Escorbuto. – Vamos a por ellos, ¡acelerar al maximo!
Las naves comenzaron a ir al doble de velocidad.
Uno de los pilotos dijo:
 -Mi señor.
 -¿Si? Preguntó Escorbuto.
 -Ya no vemos a los humanos, tan solo hay uno, con los brazos en cruz y diciendo algo que no entiendo.
 -Encender los monitores de sonido exterior, para ver que nos comenta el tipo ese.
Los conectaron, y al momento se escuchó:
“Maricones, venir aquí, no hay huevos”.
 -Pero como se atreve el cagón ese. Dijo Escorbuto.
 -¿Qué hago mi señor?
 -Disparele el rayo laser y ha buscar a los otros, que por lo menos no nos dicen nada y los podemos rucar, ha este yo le tengo miedo, tiene unos cojones muy grandes.
 -¡Si mi señor!
Y los ext... aliens conectaron los laser y apuntaron a don Caballo.
7
 -...no hay huevos. Terminó de decir don Caballo, esperaba que se cabrearan tanto, como para aterrizar en tierra.
 -¡Subnormales!, que, que no venis, si no venis, voy yo.
Entonces se observó que lanzaban como un rayo azul.
 -Mariconada a mi, tomar esto. Dijo don Caballo y entonces sacó un espejo y el rayo se reflejó en el y se dirigió a la nave.
El estruendo fue la hostia, la nave recibió de lleno el rayo, se tambaleó y cayó en picado, pero misteriosamente no explotó, sino que se estrello simplemente contra el suelo.
Todavía quedaba otra nave en el aire, y esta aterrizó, bajaron por la escalerilla un montón de soldados, pero no llegaron al suelo, porque al final de la escalera estaba... don Caballo.
 -Que, de picnic. Dijo don Caballo.
Los soldados apuntaron a don Caballo, pero este no les dejó oportunidad, subió por las escaleras, con una agilidad felina, sacó una cesta de la compra y metió al primero un filete en la boca, a otro una patata sin pelar, a otro unas lechugas, y asi uno a uno, comieron bien.
Los soldados empezaron a tragar los alimentos y don Caballo dijo:
 -Pero sereis buitres, devolverme la comida. Y acto seguido les dio un puñetazo en la barriga a cada uno. Los soldados vomitaron, pero mientra vomitaban don Caballo les seccionó el cuello a cada uno y sus cabezas sed fueron para atrás, asi que parte de su vomitada se salió por el cuello y ¡manchó sus camisas!
 -Bueno, estos ya están servidos, vamos a otra mesa. Dijo don Caballo
El vió que se intentaba abrir la puerta de la otra nave y se acercó haber que pasaba.
De la nave salió uno que ni siguiera vió la luz del día, porque tenía un problema con sus ojos.
 -¿Problemas? Preguntó don Caballo mientras quitaba de los ojos del tio unas agujas de coser, que misteriosamente, habían aparecido.
 -Haaayyy.
 -Hay, hay, hay, hay, canta u no llores. Cantaba don Caballo mientras le sacaba un pulmón.
 -Este pulmón me gusta. Y se le metió en la boca a otro tipo que en ese mismo momento sacaba la cabeza.
 -Mastica, mastica, payaso. Y el tipo masticó, pero muy mal porque la mano de don Caballo se había metido en el ojete del tio y le había sacado los intestinos.
 -Que, una mala digestión, no hay problema. Y le metió un muñeco de Pressing Catch por la nariz. –Esto te desatascará la nariz.
Entonces otro se asomó.
 -Dime niña de mis ojos, de quien eres. Dijo el tipo que se asomó.
 -Soy el cochecito leré. Dijo don Caballo mientras le sacaba lo que se suponía era su oido interno y externo de la oreja izquierda.
 -¿Me oyes?, ponte esto si no me oyes. Y le puso un Wisper XL, y TNT y encima encendida la mecha. – Tu tranquilo, ahora se te despejará la cabeza.
Y asi fue, su cabeza se desatascó de su cuerpo y ese era el fin de Escorbuto, campeón de lanzar los mocos más verdes y más lejos que todos, por eso era el capitán, y no pescanova precisamente, de la nave.
Don Caballo todavía tuvo trabajo con el ciego, el tipo todavía vivía con un solo pulmón, pero tuvo problemas de respirar cuando don Caballo le metío su propia polla amputada, eso si que es una putada.
Don Caballo se apartó dando unos pasos atrás y vió lo que había hecho. De los árboles, bajaron los científicos achorrados, viendo el show.
 -Si que ha sido un show. Dijo JR.
 -Esto no ha sido nada, ahora tengo que ir a por el jefe, estos tan solo eran unos mandaos. Dijo don Caballo.
 -Y como piensa ir. Dijo JR.
 -Pues como va ha ser, con esa nave que está allí, donación exclusiva de los aliens.
 -¡Hay están tus cojones, tio! Dijo otro científico.
 -Y aquí los tuyos. Dijo don Caballo abriendo las manos y enseñando los cojones del tio arrancados, uno en cada mano.
El tipo se miró los pantalones y los vió llenos de sangre.
 -Son las cosas de la vida, mala suerte colega. Dijo don Caballo mientras se dirigía a la nave.
 -¿Va ha ir ahora? Dijo JR.
 -Pues si, mira no tengo otra cosa que hacer, asi que me voy ha hacer una visita a los aliens, dicen que tienen unos pasteles de melocotón que son la hostia.
 -Pues fale. Dijo JR.
Don Caballo apartó los cadáveres con las piernas.
 -Y además tengo prisa por volver a mi época, esto apesta.
 -Lo comprendemos, en cuanto acabes tu misión te devolveremos a tu siglo, si tu quieres, claro.
 -Bueno, paranoyas industriales, me piro, ya nos veremos.
Y don Caballo se metió en la nave, y yo me pregunto una cosa, ¿cómo la pilotará?, porque yo no sé.
SEXTO INTERLUDIO
1
 -Atención, aquí Anormalente Anormal, pido contestación, ¡Escorbuto!, donde estás, payaso.
Anormalmente Anormal llevaba un rato intentando contactar con Escorbuto, pero este nada, no decía ni “muu”.
Entonces vió que una de sus naves se estaba poniendo en movimiento.
 -Perfecto, no es la nave de Escorbuto, pero creo que habrán cumplido su misión y en una sola nave vendrán para acá.
Por supuesto, se equivocaba.
2
Don Caballo entró en la nave y se dio cuenta de un detalle, ¿cómo cojones la iba a pilotar?, empezó a mirar todos los botoncitos, palancas y mandos de la nave.
 -Esto no lo pilota ni el comandante de la nave Enterprise.
Entonces don Caballo escuchó una cadena de Water. Rapidamente se puso detrás de la puerta de donde provenía el sonido y esperó, oyo correrse el pestillo y salió un tipo, rapidamente don Caballo le cogió de los huevos y le preguntó:
 -¿Quién cojones eres?
 -Tu padre payaso.
Don Caballo le apretó más los huevos.
 -Le hago la misma pregunta.
 -Tu padre payaso. Dijo el tipo con cara de estriñido.
Don Caballo le arrancó un cojón.
 -Le repito la pregunta, porque igual no te has enterado, ¿quién eres?
 -Le digo que soy tu padre payaso.
Don Caballo le arrancó el otro huevo.
 -No me vas a responder.
 -Te digo que me llamo “Tu padre payaso”.
 -¡Ah!, que ese es tu nombre, haber avisado, te hubieses ahorrado un dolor innecesario.
 -Y ahora digame, quien es usted y donde están los demás.
 -Don Caballo..., muertos y tirados en el suelos.
 -¿Cómo?
 -Comiendo con la boca abriendo.
 -Que quiere de mi. Preguntó Tu padre payaso.
 -¿Sabes pilotar esta nave?
 -Por supuesto, para eso soy el piloto, yo no combato, yo solo dirigo esta nave.
 -Pues, si no quieres acabar como los otros, me vas ha llevar a donde esté tu ejercito y por supuesto el amo.
 -Y si me niego.
    -No te vas a negar, a que no “monin”, por la cuenta que te trae.
 -Abrochese el cinturón.
 -Asi me gusta, con cojones... huy perdón, toma te los devuelvo. Y le tiró sus cojones a la cara.
3
La nave se alejó y los científicos le dijeron adios con la mano.
 -Espero que lo consiga. Dijo el historiador.
 -Lo va ha conseguir, estoy seguro. Dijo JR.
 -Y ¿esta mano?
 -No se, estaba en el suelo, la voy a utilizar de llavero.
 -Eso está bien.
 -Pues claro.
4
Don Caballo se sentó tranquilamente en uno de los múltiples asientos que había en esa nave, por fuera parecía una mierda, pero por dentro era la hostia.
 -¿Cuánto tardaremos? Preguntó don Caballo.
 -Vario minutos, no sea impaciente.
La nave empezó a alcanzar altura y ya no se distinguian bien ni los coches, ni los edificios.
5
La nave salió de la atmósfera terrestre y desde donde se encontraban ya se veían la nave nodriza del jefe.
 -Que, so payaso, llegamos ya. Dijo don Caballo.
 -En un momento. Dijo Tu padre payaso.
La nave por fin llegó cerca de la nave nodriza, que la verdad acojonaba un poco, era la hostia de grande, tenía un montón de lucecitas y ventanas redondas,  que la verdad, no se para que cojones, estas naves tienes tantas ventanas, hostias, pero si no se ve nada, mira para que te enteres, tu te asomas en una de esas ventanas y no ves a tu vecina en bolas, sino que ves el universo, y la verdad eso no es muy erótico, cojones.
Por debajo de la nave se abrió una compuerta, asi todo al estilo de la Guerra de las galaxias, la verdad es que todo se parece a esa puta película, bueno lo que decía, la compuerta se abrió y la nave se metió dentro de la nodriza.
Don Caballo procuró esconderse un poco, para que todos esos hijos de puta que estaban en la nave esperándoles no le vieran y le dijo a Tu padre payaso:
 -Ahora tu te cayas y sonries, pedazo de burro, o te ahogo con mis propias manos.
 -Entendido, pasmao.
 -Que no me ruques, que no me ruques, que te caneo, payaso. Dijo don Caballo.
 -Entendido, por cierto, ¿cómo debo llamarle?
 -Bill Cosby.
 -Muy bien, Bill Cosby. Dijo Tu padre payaso.
La nave llegó al final de un largo pasillo y se detuvo, afuera había unos hombres esperándoles.
6
Los hombres miraron atraves de los cristales y no vieron nada sospechoso, Tu padre payaso les enseñó su identificación y le dejaron pasar.
La nave se levantó nuevamente del suelo y comenzó poca a poco  a moverse.
Voló unos momentos y se detuvo delante de otros que estos si que parecían una especie de policías y estos si vieron a don Caballo, poco antes de que una gran pota manchara sus inmaculados uniformes.
 -¡Que cojones es esto! Gritó uno de los supuestos policías.
 -Mi comida, subnormal. Dijo don Caballo saliendo tranquilamente de la nave.
 -¡Detengase!, o disparamos. Dijeron los policias.
 -Meteté esa pistola por el culo, monkiki. Dijo don Caballo.
Don Caballo abofeteó con su polla a uno de los ¿polis?
 Esto es un insulto, creo que todavía no ha visto mi carnet. Dijo el poli abofeteado.
Sacó su cartera y le enseñó su carnet. Don Caballo leyó:
“Nombre- Bingo. Estado civil- civilizado. Edad- a ti que te importa payaso. D.N.I- ¿qué es eso? Cargo- ni Diós lo sabe. Nacimiento- del coño de mi madre. Actualmente es- okupa... aparte de esas señas se podía observar la foto de carnet del tio, se le veía con un helado estampado en toda la cabeza y un pirulí en la boca.
 -Que como tiene el cuerpo. Dijo Bingo.
 -¿Tu padre come? Preguntó don Caballo.
 -¿qué? Preguntó Bingo.
 -Co.
 -Pa ti cago yo.
 -Yo en la taza y tu en el café.
 -Este juego no me gusta. Dijo don Caballo.
 -Pues juega a las damas. Dijo Bingo. -Señoritas.
Un grupo de zorras salieron de detrás de una cortina, o intentaron salir, porque misteriosamente unos 50 litros de lefa les cayó encima.
 -Que descansado me he quedado. Dijo don Caballo.
Los policías les entregaron a las tias unas toallitas Scotex, para que se limpiaran.
 -A donde vais guarros, traer paca las toallitas.
Los policías le entregaron las toallitas y don Caballo se sonó los mocos.
 -Ahora si que he quedado totalmente descansado, vusotros, venira paca.
Los policías se acercaron y se quedaron en gayumbos rapidamente.
 -Ya tengo ropas de viaje, y ahora, trapecistas, llevarme a vuestro rey o lo cojones que sea, mierda. Dijo don Caballo.
Y los policías le llevaron encantados, lalalito, tengo un palito.
7
Los policías le llevaron por un gran pasillo, hasta que al final llegaron a una puerta.
 -Al otro lado se encuentra nuestro jefe. Dijo uno de los policías. –Considerando que aparentemente estás totalmene loco, nos podemos marchar.
 -Haber me he explicado con claridad. Dijo don Caballo. – Haber un voluntario, para echarme un pulso.
Todos empezaron a silvar y a mirar para otra parte.
 -Como  veo la cooperación por vuestra parte, yo elegiré a uno al azar, jugando a las velitas.
Se pusieron, por supuesto refunfuñando en corro y alargaron sus dedos  gordo, y don Caballo empezó a cantar la famosa canción canción que misteriosamente ahora no me acuerdo.
Contó hasta cinco y le tocó a uno, este intentó soplar pero don Caballo le cogió del dedo y le dijo:
 -No señor, asi no se juega en mi pueblo. Y despues de esto don Caballo le arrancó un dedo, el gordo para ser exactos.
Todos se asustaron la hostia.
 -Bueno, tu has tenido suerte, te has librado, venga seguimos con el juego.
Esta vez le tocó a don Caballo y vomitó al que tenía delante suyo.
 -Perdon, mala digenstión. Dijo don Caballo, pero era demasiado tarde, el tipo al que había vomitado, había muerto, la verdad es que no tengo ni puta idea porque, pero no pasa nada, todavía quedan tres.
Don Caballo siguió cantando la canción y claro le tocó a otro, el pobre hombre no se dio ni cuenta cuando misteriosamente sus ojos saltaron de las órbitas.
 -Bueno. Dijo don Caballo. –Ya tenemos canicas, vamos a jugar.
Mientras tanto el ciego había echado patas y ya no estaba entre estos.
Empezaron a jugar y don Caballo ganó, metió el ojo en el “gua”, y al mismo tiempo que le sacaba del mismo, le metió un pie en toda la boca a uno, el tipo se trago un 46 lleno de olor a queso y con muchos a callos.
El tío inexplicablemente no podía respirar con la Nike en su boca (no se si te acordarás como las consiguió, te refresco la memoria. Hallá por la primera parte de esta paranoyada, se la quito a un viejo hijo puta, padre de una loca pelirroja, a que te acuerdas, seguro que si) que eran demasiados grandes para su traquea.
Ya tan solo quedaban dos.
 -Bueno, tan solo quedais dos, ¿quién será, quien será? Decía don Caballo mirando a los tipos que estaban temblando la hostia. –Ya se como arreglarlo, haber tu, te ha tocado, payaso.
 -¿A mi?
 -Capullo.
 -Pero, ¿yo que te he hecho?
 -Pero mira que siempre me decis estas tonterias, pues mira por ahora se te ha quemado el aceite y las patatas fritas ya no sabrán igual.
En efecto, al tipo se le había quemado el aceite, el tio corrió, pero era demasiado tarde, las patatas estaban carbonizadas.
 -Lo siento. Dijo el tipo mirando al suelo.
 -Más lo vas ha sentir su compañero que se va ha sentar en la sartén.
 -¡Cojones! Dijo el tipo dando un brinco del susto.
 -Los mios. Dijo don Caballo.
El tipo fue obligado a sentarse, se sentó y ¡se quemó!, a que no te lo esperabas, pues el tipo se quemó y salió gritando con el culo ardiendo.
 -Bueno tu, vamos ha hacer el pulso. Dijo don Caballo.
El tipo se preparó, don Caballo le cogió de la mano y le miró a los ojos.
 -¿Preparado?
 -Bueno... yo no podría decir que... Don Caballo tiró con toda su fuerza y le arrancó la parte izquierda de su cuerpo.
 -Los policías ya no son lo que eran. Dijo don Caballo mirando el brazo y la parte del torax arrancada, el tipo estaba bastante jodido.
 -Bueno, es hora de hacer una visita al paranoyas del rey. Don Caballo cogió el pomo y abrió la puerta.
 -Bueno dias. Dijo don Caballo.
8
 -¿Quién cojones eres tu? Dijo un tipo que estaba sentado en una silla.
 -Soy un quitavirgenes. Dijo don Quitavirgenes... hay digo don Caballo.
 -¿Cómo?
 -Soy don Caballo, ¿con quien tengo el honor de hablar?
 -Yo me llamo Anormalmente Anormal, y soy el jefe de todo este tinglado.
Don Caballo sacó una bolsa del bolsillo.
 -¿Sabe lo que es esto? Preguntó don Caballo.
 -¿Quién le ha dejado entrar? Dijo Anormalmente Anormal.
 -Tienes unos hombrecillos muy cariñosos, yo simplemente muy educadamente les pedí si podía venir a contarle chistes sobre aliens y ellos encantados accedieron, ¡viva la pepa!
Anormalmente Anormal comprobó que el tipo que tenía delante no era muy normal asi que pisó el botón que tenía en el suelo para llamar a los gorilas.
 -¿Algún problema jefe? Preguntó uno de los forzudos.
 -El pirao ese, que me da miedo, mirarle, mirarle como coge esa barra, no se le que va ha hacer con ella, pero es un hombre muy muy muy  malo.
Don Caballo estrelló la barra contra la cabeza de uno de los gorilas, pero no sirvió de nada, porque el tio la partió con un solo brazo.
 -Cojones, veo que están bien entrenados, payaso, pero haber si pueden con esto.
Don Caballo se quitó la camisa Nike que tenía puesta y se quedó de cintura para arriva sin camiseta, despues levantó el brzo y empezó a salir un olor bastante poco agradable. Los gorilas no duraron ni dos segundos, pero uno quedó un poco de pies, hasta que don Caballo le tiró un pedo, el tio se desmayó.
 -Creo que tan solo quedamos tu y yo... a la fiesta, tu y yo o o , toda la noche, tu y yo a la fiesta, tu y yo o o o o o o o o, bailando bailando amigos adios, adios, el silencio loco. Todo esto lo dijo don Caballo.
 -Pero, ¿qué cojones dices? Dijo Anormalmente Anormal.
 -Que tu padre tiene almorranas.
 -Tu madre es tan fea, que los lobos salen despaboridos al ver que se pareces a sus padres, hijos de puta. Dijo Anormalmente Anormal jadeando.
 -Ah, veo que eres bueno en esto, cabrón iguala esto.
Don Caballo sacó una harmónica y empezó a tacar “Susanita tiene un ratón”.
 -No puedo soportar esta tortura, hostias, dejalo.
 -Muy bien, ¿sabes que no quedamos más y que vas a morir de la manera más estúpida? Dijo don Caballo.
 -No hay cojones de acercarte a mi. Dijo Anormalmente Anormal.
 -¡A que no! Dijo don Caballo y empezó a caminar hacia el tipo.
Entonces Anormalmente Anormal hecho a correr y se puso detrás de un panel y dijo:
 -Si quito esta llave, automáticamente y sin marcha atrás esta nave se precipitará hacia la Tierra y matará a toda forma viviente.
 -Pero si eso lo has hecho tu con un tente y ademas las formas de vida que dices tu que hay en la Tierra son completamente, pero escúchame, completamente idiotas.
 -Veo que no aprecias a los humanos.
 -No aprecio a nada que tenga cuerpo.
 -Tiene usted una personalidad muy curiosa.
 -Y también tu brazo izquierdo. Dijo don Caballo.
Anormalmente Anormal comprobó  histérico  que era cierto.
 Es usted  muy rápido. Dijo Anormalmente Anormal.
 -¿Si?, pues mira. Don Caballo abrió la mano y le mostró un huevo y una cancarria del tipo.
 -¡Cojones!, haga una cosa más así y quito la llave, me cago en tos.
 -Me importa un pito, fantasma, que eres un fantasma.
Entonces don Caballo se abalanzó sobre el y Anormalmente Anormal ¡quitó la llave!
 -Por tu culpa, todo esto es por tu culpa, me voy a chivar. Dijo Anormalmente Anormal jadeando y tirando la llave.
 -Pero, tu eres tonto, porque has quitado la llave, ¡y ahora que hacemos!
 -Morir, mamón. Dijo Anormalmente Anormal.
 -Ah, joder, me habías asustado tio, pensaba que ahora me harías una sesión de chistes verdes sobre gordas y chinos.
La nave empezó a darse la vuelta y se puso en dirección a la Tierra, en un momento empezó a precipitarse a toda hostia hacia la Tierra.
9
Don Caballo estaba jugando un solitario.
 -Porque estas tan tranquilo. Preguntó Anormalmente Anormal.
 -Porque yo soy el protagonista de esta historia, sin mi esto no es nada, asi que Oscar no me va ha dejar morir, seguro que un momento antes hace algo, igual sale el Equipo A, o algo asi y me salvará.
 -Ahora estoy mucho más tranquilo.
 -¿Por qué?
 -Porque si te salva a ti me salva a mi.
 -¡Hostias!, ya hará algo para que yo te mate, no te jode, ahora se quiere salvar la nenita esta.
Mientras tanto la nave ya había entrado en la armósfera terrestre y no había quien la parara (por cierto no se los digas a don Caballo, pero no se como salvarle)
10
JR estaba haciendo unos filetes.
 -Yo quiero un pitinete. Dijo uno.
 -Tu un filete. Dijo JR.
 -Un patinete.
 -Le ha dado al tio. Dijo el historiador.
 -Es cierto, por cierto. Dijo JR. –Tengo un chiste a que no sabes en que se parece una gorda y un chino.
 -Pues no.
 -Pues en que la gorda... JR empezaba a reirse y no podía contar el chiste, comenzó a descojonarse y entonces miró para arriva, observó algo extraño.
 -Haber, JR, en que se parecen. Dijo el historiador.
 -Un momento, mirar para arriva.
Todos miraron y vieron lo que estaba viendo JR.
 -¿Qué es eso?
 -No lo se, pero confiando en mi intuición, creo que es la nave de Anormalmente Anormal que ha quitado la llave y ahora se dirigen hacia aquí y todos vamos a morir, por cierto don Caballo está jugando al solitario con cartas porno.
 -¿Cuánto tardará en llegar?
 -En un momento.
Exacto, porque la nave estaba sobre sus cabezas, ¡vais a morir todos, hijos de puta, estoy harto de esta historio, joder moriros!
 -¡Vamos a morir! Gritó el historiador.
 -Yo me piro. Dijo JR y se montó en la nave como pudo pulsó unos botones se encendió el televisor y casi al instante JR y la máquina desaparecieron.
 -Que hijo puta. Dijo el historiador.
La nave estaba apunto de colisionar contra el suelo.
11
 -Pero mira que no me sale el solitario. Dijo don Caballo.
 -¡Y que me importa, vamos a caer encima de toda esa gente que están friendo filetes!
 -Yo nunca dejo las cosas sin terminar, asi que hasta que no termine el solitario no me voy.
 -Que te jodan, ¡vamos a morir!
Quedaban pocos metros para que la nave colisionara contra el suelo... y llegó el Equipo A.
12
 -¿Quién es usted? Dijo el historiador.
 -Soy Anival Smith y vengo a ayuraros, ¿cuál es el problema?
 -¡Esa nave va ha caer encima de nosotros.
 -¡Que os jodan, Ma vamonos, que os creeis, ¿qué somos dioses?
El Equipo A se fue y la nave calló contra el suelo desintegrando completamente la Tierra, la Luna y Marte, que pa eso está por ahí.
Lo último que pensó don Caballo fue:
“Joder, si ha esta baraja le falta diez cartas”

TO BE CONTINUED

OSCAR MONTES
Oscar Montes Web Site
Te aburres, escucha mi musica y ya está