LAS DIVERTIDAS AVENTURAS DE PEPO
CAPÍTULO IV
En la calle continuaban los lanzamientos de cócteles tinotov, sandías, bananas, mejillones y remolachas. Pepo decidió que lo mejor que podía hacer era atravesar la calle léntamente y con los ojos cerrados para que no le vieran los que arrojaban la merluza de un lado a otro (queda claro que tenía aún el cerebro desactivado). Recibió un brutal golpe de una sardina en la cabeza pero continuó caminando pensando que tenía que hacer lo que fuera por encontrar a Constantino. Entonces recibió otro brutal golpe de trucha en la espalda y cayó al suelo. Fué entonces cuando Pepo se dió cuenta que el otro monasterio Tinotano se encontraba en la dirección contraria por la cual estaba yendo, así que lentamente se levantó mientras se daba la vuelta con los ojos cerrados y muy muy despacio recibiendo otro golpe de un arenque en la pierna, dejándosela inservible. Haciendo un gran esfuerzo cogió el chorizo de cantimpalo verde que tanto trabajo le había costado conseguir y lo utilizó como muleta, en ese momento Pepo recordó que debía ir a recoger sus cabezas de vaca antes de ir a buscar a Constantino, así que una vez más se dió la vuelta muy despacito y con los ojos cerrados se dirigió hacia la alcantarilla en la cual las había dejado hasta que recibió el impacto de una marsopa que partió en dos su chorizo y le dejó la otra pierna también inservible.
Completamente inmóvil, sin otra alternativa que esperar la muerte, Pepo, tumbado en el suelo, se puso a pensar en los caballitos de mar, los engranajes de 3 dientes y en el papel celo de dos caras. Sabía que de un momento a otro una sandía llena de metralla explotaría cerca de él, y entonces sacó el peine mágico que le había dado el calvo y que hasta ese momento no había tenido ocasión de observar.
Era un peine extraño, tenía solo dos púas, en una ponía un "+" y en otra un "-" y en el centro había un botón en el que estaba dibujada una viejecita con unos rayos electrocutándose.
Pepo, aunque no tenía pelo, decidió peinarse, y así lo hizo, pero a la cuarta o quinta de las inútiles pasadas sobre su calva se le escapó el dedo y pulsó el botón de descarga. De pronto del peine comenzaron a salir montones de rayos que surcaron el cielo de una manera vertiginosa; casi inmediatamente empezaron a oirse estridentes alaridos de viejas que recordaban a las peores torturas imaginables dando paso al siguiente instante a un silencio sepulcral, en ese momento los cócteles tinotov, las sardinas, los tomates y demás objetos que sobrevolaban la cabeza de Pepo peligrosamente dejaron de ser lanzados. Todos habían ido corriendo a ver a sus ancianas madres para ver que era lo que había ocurrido.
Pepo aprovechó y comenzó a rodar calle abajo como si de una croqueta cubierta de trucha se tratara en dirección a la alcantarilla en la cual había olvidado sus cabezas de vaca. En tan solo un par de minutos ya había llegado y con una gran habilidad se introdujo por la boca de la alcantarilla como si de un gusano se tratara estampándose poco después con el duro y humedo suelo de la alcantarilla de cabeza.
Una vez allí Pepo estuvo reptando por la alcantarilla intentando recordar el lugar exacto en el que las había guardado. Buscó en la mayoría de los cubos de basura y preguntó a todas las ratas que se encontró, pero ninguna le supo decir a ciencia cierta el paradero de estas. Desalentado decidió entonces abandonar la búsqueda y comenzó a ir en dirección al otro monasterio Tinotano.
Lo cierto es que a Pepo le costó un poco salir de la alcantarilla ya que como se había dicho antes tenía tanto los brazos como las piernas inutilizadas por los contundentes objetos que en el habían impactado cuando caminaba por la calle. Bueno, lo cierto es que según lo que hay puesto en el texto lo único que tenía inutilizadas eran las piernas pero según parece algún gracioso vino después y le ató un brazo al otro imposibilitándole hacer cualquier tarea que requiriera sus manos o sus brazos. Sin embargo Pepo no se rindió y a base de mucho esfuerzo y de su gran dentadura logró salir de allí. Dirigiéndose unas veces rodando y otras reptando comenzó su camino hacia el otro monasterio Tinotano en busca de Constantino...
Fué en ese momento y no en otro cuando Pepo recordó que no sabía a ciencia cierta en donde se encontraba ese monasterio del cual Rodolfo Ratorriváceo le había hablado... El solo sabía que estaba detrás de las montañas, pero ni siquiera sabía de que montañas se trataba, de hecho Pepo ni siquiera conocía el significado de la palabra montaña y eso le hacía pensar que quizás debiera haberlo preguntado alguna vez... En ese momento a Pepo se le ocurrió intentar activar su cerebro para así intentar averiguar lo que era la palabra montaña a través de analísis de diferentes contextos que recordaba y en los cuales aparecía la palabra montaña, pero Pepo continuaba con los brazos y las piernas inutilizables y no pudo pulsar el botón que había en su nuca que tenía por misión el activado del cerebro. Sin embargo Pepo no se rindió e intentó hallar el significado de la palabra montaña a través de distintos contextos que encontró en su cerebro. Para facilitar la tarea Pepo decidió ir escribiendo y dibujando todo cuanto recordaba sobre las montañas con fluidos corporales sobre el árido y seco suelo que bajo su cuerpo yacía...
Después de
varias horas Pepo llegó a la siguientes conclusiones:
Montaña = Si
Realmente la utilidad de esta conclusión era bastante nula, pero este descubrimiento alegró a Pepo y ello le permitió seguir reptando durante un par de horas más...
La noche estaba cerca y Pepo no se encontraba en condiciones de pasarla en medio del bosque de aquella manera, así que rapidamente varió ligeramente su ruta y comenzó a ir en dirección a su alcantarilla para descansar.
En poco tiempo Pepo llegó a la alcantarilla (según parecía Pepo había estado dando vueltas una y otra vez alrededor de la alcantarilla) y volvió a meterse por ella con la misma gracia que podría tener por ejemplo, un ladrillo.
Nada más entrar a Pepo le pareció percibir un olor extraño... Un olor como a... Tino... Aunque suene extraño el olor de un Tino es muy perceptible debido a su gran falta de higiene, no sería la primera vez que se decía que un Tino olvidó limpiarse el #### después de haber hecho una enorme ######.
Como alma que lleva el diablo Pepo comenzó a reptar por toda la alcantarilla en busca del supuesto Tino sin reparar en el lamentable estado en el cual se encontraba... Al llegar a cierta esquina a Pepo le parecieron oir pasos y cuando la cruzó vió una sombra que se escondía detrás de una esquina. Pepo continuó reptando mientras gritaba al desconocido que se estuviera quieto una y otra vez sin que este le respondiera...
Estaba exhausto, había expulsado todos sus fluidos corporales tratando de averiguar el significado de montaña, y, además de tener las piernas inservibles y los brazos atados, ahora una gran necesidad de agua dejaba a Pepo completamente inmóvil, tendido en el suelo, con los ojos blancos y con un aspecto similar al de un cadaver de varios días.
Se sintió morir... Veía en lo alto de sus paranoias delirantes una gran luz y al Rey de Bastos en el centro llamándole y suplicándole que fuera hacia la luz:
- Peeeepoo... Caaaamiiiina haaaacia laaaa luuuuuuz... Yaaaa haas sufriiiidoo suficieente en esta viiiiida... Veen hacia la paaaaaaz espirituaaaal...
- Hacía tí voy, Rey de Bastos... He echado a perder la armonía de mi civilización... ni siquiera encuentro mis cabezas de vaca y mi chorizo de cantimpalo está partido... no me merezco seguir viviendo... llévame contigo...
- Bieeeen heecho, Peepo... veeeeeen a miiii... veeeeeeeen...
- No vayas Pepo, ¡¡Es una trampa!!, ¡¡¡AQUÍ NO HAY SALCHICHÓN!!!, ¡¡¡NOS TIENEN TIRANIZADOS EN LAS MINAS DEL OLIMPO!!!, ¡¡¡ALÉJATE DE LA LUZ!!!.
- ¿Papotrónico?. ¿Eres tú?, ¿Estás bien?.
- Yo ya he muerto, ¡¡eres tú el que todavía puedes elegir!!. ¡¡ALÉJATE DE LA LUZ!!, ¡¡NOS PEGA CON EL BASTO SI NO TRABAJAMOS LO SUFICIENTE!!. ¡¡CORRE!!, ¡¡HUYE!!, ¡¡SAL DE AQUÍ!!
- ¡¡Maldito Papotrónico!!, ¡¡¡Vuelve a tu cantera, desgraciado!!!, ¡¡¡Y tú, Pepo, ve hacia la luz o lo pasarás muy mal!!!.
- Pepo, no le hagas caso... Despierta... ¡¡Despiértate!!, ¡¡AÚN NO HA LLEGADO TU HORA!!. Mientras recuerdes mis consejos nada podrá sucederte... ¡¡VETE!!... Nos reuniremos contigo más adelante... Quizá nunca... pero ahora vete.
- Pero papá, yo no recuerdo tus...
- Vete ahora mism-- ¡¡¡AAUH!!!
En
ese momento el Rey de Bastos estaba golpeando brutalmente con su
basto a Papotrónico y Pepo, que no pudo aguantar la visión
de esa escena y sintió que no podía hacer nada para
evitarlo, aún, se marchó de aquel lugar, caminando en
sus sueños hacia la oscuridad, corriendo todo lo deprisa que
pudo para alejarse lo más rápido posible de la luz en
la que se reencontró con su padre.
Momentos
después Pepo sintió que se despertaba... Había
vuelto al mundo real... Había vencido una vez más a la
muerte.
CAPÍTULO V
No sabía cuanto tiempo había pasado desde que cayó inconsciente y casi sin vida sobre el húmedo suelo de la alcantarilla, le pareció haber estado allí tumbado horas, incluso días enteros debatiéndose entre la vida y la muerte.
- Has estado a punto de morir - le dijo alguien desde la esquina acercándose lentamente hacia Pepo - Pero ahora estás mucho mejor, te recuperarás en un par de segundos... 3... 2... 1... Ya.
- ¿Quién demonios eres? ¿Que haces aq...?....
Pepo se quedó boquiabierto. La persona torció la esquina y la luz de la superficie iluminó su cabeza dejando al descubierto la abstracta forma de Constantino.
- Creo que esto es tuyo ¿verdad?
- ¡¡Mis cabezas de vaca!!, Gracias.
Las cogió aún sin creerse que se había encontrado cara a cara con el mítico cazador - buscador - analizador - descriptor - comedor - admirador de palomas Constantino, el auténtico, el único, el irrepetible, la única persona capaz de seguir a una paloma por tierra mar y aire y el único capaz de distinguir a todas las palomas del universo por sus nombres. Pepo se colgó su collar de cabezas de vaca al cuello y un poder místico le envolvió...
- Me parece que tú también tienes algo para mí...
- ¡Ah, sí!. ¡Lo olvidaba!. Toma, tu peine mágico, Constantino.
- Pepo, veo que sabes quien soy. Gracias por guardarme mi peine, espero que no lo hayas utilizado, quería acabar personalmente con las viejecitas de este planeta...
- Eeeh... no... ¿Yo?... No...
- Está bien. El maestro Rodolfo Ratorriváceo me dijo que te habías pasado por su monasterio poco antes de que yo fuera y que habías ido a buscarme al otro monasterio Tinotano del otro lado de las montañas...
Constantino hizo una pausa para prepararse un café en una cafetera imaginaria que el mismo había creado mientras esperaba a que Pepo se despertara...
- ¿Quieres una taza?.
- No gracias, continúa por favor.
- ...En circunstancias normales habría ido a buscarte al otro monasterio Tinotano, pero Rodolfo me advirtió de tu capacidad intelectual y fui a buscarte a la plaza...
Hizo otra inquietante pausa en la conversación. Esta vez para rellenar su pipa imaginaria y continuó.
- Oh, por Dios... ¿No le estaré dando envidia con mi pipa? Tengo otras en el armario y si quiere...
- No fumo, gracias de todas formas.
- ...Un ruido ensordecedor cuando me dirigía hacia la calle principal me hizo tener que refugiarme en las alcantarillas... Aquí, algunas galerías a la derecha, me encontré a Ratorriváceo con tus cabezas de vaca y cantando...
Paró de nuevo. A Pepo empezaban a cansarle ya las pausas de Constantino, sobre todo porque tenía asuntos mucho más importantes que hacer y estaba deseando saber el final de la historia. Esta vez Constantino aprovechó la pausa para acercarse a la ventana imaginaria que también había creado y mirar por entre las rejillas de la persiana.
- ¡¡Continúa por favor!!.
- ...Al parecer te estaba robando tus cabezas de vaca para venderlas, pero eso no importa ahora... Me dijo que te entregara tu collar de cabezas de vaca para que supiera que iba en serio y que fuera contigo de vuelta al monasterio Tinotano para que nos contaran nuestra historia "plesente, pasada y futula"...
- ¡¡Pues venga, vámonos!! ¿A que estás esperando?.
- No tan deprisa...
Diciendo esto Constantino dejó la imaginaria pipa sobre una mesilla imaginaria y, esta vez tomando dos vasos, empezó a llenarlos con la cafetera imaginaria lentamente.
- ¿Uno o dos terrones de azúcar?.
- Uno por favor. ¿Por qué no podemos ir ahora?.
- Pepo, amigo mío, el calvo me dijo que necesitariamos de más de 1.000 pepodólares para pagar por sus precisas predicciones. ¿Supongo que no tendrás ese dinero verdad?.
- Déjame que vea... Un pepotavo... dos... un chicle y media pipa chupada... pues... no.
- Yo tampoco así que tendremos que ganar dinero de alguna manera. Por cierto, la idea del calvo no era tan buena, no me pagaban ni 6 pepodólares por tus cabezas de vaca...
- ¿¿No habrás intentado...?? ¡¡Serás...!!.
-
Tranquilízate. Vamos a tener que pasar mucho tiempo juntos...
Ahora bébete tu café. Te prepararé unas
tostadas...
CAPÍTULO VI
Constantino y Pepo llevaban viviendo juntos más de 9 días y no tenían ni un solo pepotavo más de los que tenían cuando se conocieron. Habían formado una casa en las alcantarillas con los fuertes cimientos de la imaginación que todo lo puede crear sin un duro. En las alcantarillas se alimentaban siempre a base de ratas y de bebida tomaban el asqueroso líquido pastoso y verde que encontraban en el suelo, pero para su imaginación todo esto se convertía en deliciosos manjares y eran felices.
O bueno, al menos lo fueron, aunque no por mucho tiempo, todo hay que decirlo...
Las ratas (los pequeños manjares con patas) se estaban acabando debido al fuerte impacto que sobre su crecimiento produjo Constantino; por otra parte las reservas de líquido pastoso y verde (la bebida sagrada y tonificante) que con mimo y cuidado habían estado almacenando en grandes envases imaginarios comenzaban también a escasear así que Pepo y Constantino tuvieron que enfrentarse a la cruda y dura realidad... deberían buscar un trabajo con el cual mantenerse... rapidamente Constantino comenzó a trabajar en más de 125 trabajos que realizó de manera talentosa; con las cantidades ingentes de dinero que logró ganar en tan poco tiempo decidió ir al supermercado nuevo que habían hecho en la esquina de la alcantarilla solo para Pepo y Constantino y compró montones de productos alimentarios que les vinieron muy bien.
Sin embargo y por alguna extraña razón que Pepo no acertaba a comprender los alimentos que Constantino aseguraba comprar en el supermercado se asemejaban enormemente a ladrillos, sabían igual e estaban igual de duros, sin embargo a Pepo le pareció mucho más sencillo pensar que:
Constantino había logrado 125 trabajos sin salir en ningún momento de la alcantarilla.
Constantino desempeñaba todos estos trabajos de manera talentosa.
Constantino había logrado una gran cantidad de dinero.
Habían abierto un super mercado justo en la esquina de la alcantarilla para el uso exclusivo de Pepo y Constantino.
Que por ejemplo pensar que:
Constantino no había logrado ni un solo trabajo lo cual es lógico si tenemos en cuenta que en ningún momento salió de la alcantarilla para buscarlos.
Puesto que no tenía ningún trabajo no los desempeñaba de manera talentosa ni de manera no-talentosa, simplemente no los desempeñaba.
Constantino no había logrado nada de dinero.
Ese tal supermercado que Pepo había estado buscando de arduas maneras sin éxito en realidad no existía.
Si no había ningún supermercado no podía ser para uso exclusivo de Pepo y Constantino ni para uso no-exclusivo de Pepo y Constantino, simplemente no era.
Lo cierto es que el muy merluzo estaba cogiendo ladrillos de algún lado y se los estaba dando a Pepo haciéndolos pasar por alimentos; para ello Constantino, que no era tonto ni mucho menos, delicadamente escribía en cada uno de los ladrillos el alimento que supuestamente era consiguiendo así burlar durante varios días la inteligencia de Pepo que se veía desbordada por todos los acontecimientos que cerca de el se sucedían (la salida de Zetoplasma por el día y su ocultamiento por la tarde, el olor de sus pies, el papel celo de una cara, los engranajes amarillos, azules y demás).
Pero
Pepo no era tan tonto ni mucho menos y en poco tiempo logró
llegar a la conclusión de que alguien estaba robando ladrillos
de la alcantarilla. Mayormente porque de tantos ladrillos que el
individuo aún sin determinar había quitado la
alcantarilla esta se vino abajo y Pepo y Constantino se encontraron
durante bastante tiempo sumidos en una gran montaña de
escombros y polvo que apenas les permitían respirar. Aún
con eso, Pepo, que había sido extrenado duramente para
resistir cuantos males le abordaran aguantó y aguantó
durante varios días.
Para
no perder la esplendida forma física que Pepo había
logrado con el paso del tiempo decidió aprovechar el tiempo
libre que ahora tenía para hacer ejercicio. Mayormente
ejercitó duramente las mandíbulas masticando las
inmensas montañas de escombros que le mantenían
apresado y las pestañas abriendo y cerrando los ojos
continuamente.
De manera simultanea Pepo pensó que también le sería conveniente entrenar su cerebro; para ello se pasó durante montones de horas contando y contando números, bien cierto era que Pepo jamás había aprendido a contar pero sin embargo aún recordaba las enseñanzas que su maestra la había impartido cuando aún se encontraba en la Tierra sobre montones de temas interesantes...
- A ver Iván, la eme con la o...
- MOOOO.
- ¿Y la t con la o?.
- TOOOO,
- ¡Muy bien Iván, estamos haciendo grandes progresos ultimamente!.
- Ahora todo junto.
- AAAAMOOOOTOOOO.
- ¡¡¡¡BIEN!!!!.
Por aquel entonces Iván debía encontrarse ya casi en 6º y sus altos conocimientos en diversos campos le permitieron rapidamente avanzar hasta la guardería, lugar en el cual destacó ampliamente.
- A ver Iván ¿de qué color era el caballo BLANCO de Santiago?.
- ¿Quién es Santiago?.
- Eso da igual, venga dime, ¿de que color era el caballo BLANCO de Santiago?.
- Azul.
- No... No es azul.
- Verde.
- No... La verdad es que no...
- Turquesa.
- ¿Turquesa? Hombre pues no... Turquesa no...
- Verde.
- Pero si ya te he dicho antes que no era verde.
- Es verde ¿verdad?.
- Pero si te he dicho ya dos veces que no.
- Bueno, vale, pero era verde ¿no?.
- No hombre, verde no era.
- ¡¡MALDITO MENTIROSO!! ¡¡¡¡ERA VERDE!!!!.
- Que no hombre, que no era verde, de verdad.
- ¡MIENTES! ¡¡ERA VERDE!! ¡¡¡¡A MI NO PUEDES ENGAÑARME!!!!.
- NO IVÁN, ¡¡NO ME MUERD..!!.
- ARGFX ARDF FADFD AADFHHHJ AERSDFS BLEU BLEU ARLCKJ GRUAFG.
Definitivamente aquello si que fueron buenos tiempos... no como los de ahora... Pepo, harto de entrenar su cerebro que parecía definitivamente ser inservible engullía sin cesar los ladrillos que le aprisionaban después de la avalancha.
Habían pasado ya 11 días desde que se encontró con Constantino en las alcantarillas cuando Pepo salió a dar un paseo por las grutas secretas (Después de muchas horas de roer y roer había por fin logrado hacer añicos todos los ladrillos que le rodeaban tanto a él como a Constantino) y se encontró con algo sorprendente: una cáscara de platano casi no-podrida. No podía creerlo: ¿Como podía haber llegado hasta allí aquel resquicio de comida?, ¿Sería una cáscara de platano mágica?, ¿Quizá una cáscara de platano de más allá de las estrellas?. Su cerebro, sin alcanzar a comprender la respuesta a ninguna de estas cuestiones y, desconociendo no obstante el significado de las preguntas, solo fue capaz de mandarle la tajante órden de avalanzarse sobre la cáscara de plátano antes de que la cáscara de platano se avalanzara sobre él.
Saltó atléticamente sobre la cáscara de plátano y se la comió vorázmente; era una sensación indescriptible la que le provocó aquel trozo de lo que un día fue comida y corrió hacia su casa imaginaria para hablar con Constantino:
- ¡CONSTANTINO!, ¡¡CONSTANTINO!!.
- ¿Qué pasa?.
- ¡¡ME HAS MENTIDO!!, ¡¡¡ESO QUE ME DABAS NO ERA COMIDA!!!, ¡¡ESTO ES COMIDA!!, ¡¡¡MIRA!!!, ¡¡NO ESTÁ DURO!!, ¡¡¡NO DUELE LA BOCA AL TRAGAR!!!, ES... ¡¡COMIDA!!.
- Creí que este día no llegaría nunca pero... veo que me equivoqué... Siéntate, por favor...
- ¿Qué pasa?.
- Tengo algo muy importante que decirte: Lo primero es que aquello que has comido durante los últimos once días de tu vida no han sido otra cosa sino ratas, basura y muchos, muchos ladrillos...
- ¿Ratas?, ¿Basura?, ¿Ladrillos? ¿De qué estás hablando? ¡¡ESO ES IMPOSIBLE!!.
- Pero ahí no acaba la cosa... Tenemos que irnos de nuestro palacio subterráneo pronto, pero no podemos hacerlo por donde entramos....
- ¿Por qué tenemos que irnos?, ¿Por qué no podemos irnos por donde venimos?.
- Eso quizá no lo sepas nunca...
- ¿Pero por qué?.
- Es un gran misterio... Hay una leyenda que dice que...
- ¿Por qué?.
- ¡¡ESTA BIEN!!, ¡Esta bien!... Los ladrillos que te estuve dando los fui cogiendo de la alcantarilla y... hace unos días debido a la cantidad de ladrillos que quité hubo una avalancha y esta completamente taponada la salida, así que tendremos que buscar otra salida...
- ¿Y por qué tenemos que irnos?.
- Eeeh... Puede que no lo puedas creer... pero en verdad no he estado empleado en 125 sitios simultáneos ni he ganado lo que se dice una fortuna... A decir verdad... estamos igual que como empezamos...
- ¿Pero por qué no me lo has dicho antes?.
- ¡¡LO INTENTÉ!!!, ¡¡¿ME OYES?!!, ¡¡¡YA LO CREO QUE LO INTENTÉ!!. Pero cada vez que me acercaba a tí empezabas a contarme lo maravillosos que eran los engranajes de 3 dientes y... temía que te volvieras loco y empezaras a hacer lo del...
- BLUP --- BLUP --- BLEU --- BLU --- BLOP --- BLIP BLOP BLUP --- ¿DE DONDE --- BLUP --- SACAREMOS EL -- BLIP BLOP -- DINERO ??? ¡¡BLOUP!!.
- ¡PARA POR FAVOR!.
- ¿BLOP BLUP BLIP?.
- ¡NO LO SOPORTO!.
- ¿BLIP BLEP BLOP BLAP BLOP?.
- ¡¡¡ME VOY!!!, ¡¡NOS ENCONTRAREMOS EN EL MONASTERIO TINOTANO!!.
Constantino salió corriendo por las galerías como alma que lleva el diablo. El impulso nervioso-físico-neurólgico con crisis de identidad que le entraban a Pepo ante las adversidades era muy dificil de soportar por cualquier persona ajena a la civilización PEP.
CONTINUARA....
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